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lunes, 15 de noviembre de 2010

El estado Corporativo en México


El Estado Corporativo en México

Jorge Robles

El sistema

La caracterización del  régimen mexicano es fundamental para evaluar y comprender la situación actual del movimiento obrero en México y la alternancia del poder, del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN). ¿Es esta alternancia el inicio de la transición a la democracia y el cambio de régimen?

El sistema mexicano es un régimen de Estado Corporativo, muy lejano del sistema democrático, no solo a nivel parlamentario sino en el aspecto más importante de la vida de cada ciudadano, en la vida cotidiana de los mexicanos.

El Estado mexicano está muy lejos del modelo de Estado de Bienestar, por las evidentes carencias en materia  libertad, democracia social y política. Las prestaciones sociales y económicas que establece el sistema son parte de los mecanismos establecidos por el Estado Corporativo tanto para la reproducción de la fuerza de trabajo como para el establecimiento de condiciones mínimas para la gobernabilidad y funcionalidad del sistema corporativo. [1]

El modelo de Estado Corporativo fue copiado de la Italia fascista por Plutarco Elías Calles quién a través de la embajada de México en Italia formó a los funcionarios mexicanos que copiaron e implementaron el modelo fascista, tanto en el partido oficial como en los sindicatos. Para desarrollar este proyecto Calles se valió de intelectuales que recorrieron Europa para estudiar modelos de estructura partidaria y mecanismos de gobernabilidad que le permitieran controlar a los grupos sociales más representativos: los sindicatos independientes y las organizaciones campesinas.

Los operadores políticos para la transferencia del modelo de Mussolini fueron Manuel Y. de Negri y José Manuel Puig Casaunac quienes después de ser embajadores en Italia ocuparon el puesto de Secretario de Industria, Comercio y Trabajo; Otro importante operador fue Abelardo L. Rodríguez quién viajó de manera expresa a Europa para afinar el proyecto final de Ley Federal del Trabajo (LFT), que después, como secretario del ramo, lo aplicó de manera implacable en contra de los sindicatos independientes; también contaron con la complicidad muy activa de operadores sindicales: primero Morones, luego Lombardo Toledano y al final de Fidel Velásquez.[2]

Ezequiel Padilla el hombre de confianza de Plutarco Elías Calles, en 1932 en la Cámara de Diputados en su calidad de diputado y después de ser embajador en Italia durante la implantación de la LFT declaró en su calidad de diputado federal:
 Pasemos ahora al fascismo, ese otro ejemplo formidable de lo que significa en la vida moderna para la construcción económica de un país la lealtad de los principios claramente definidos. Así cómo los Estados Unidos sostienen su lucha de clases, su libre competencia, desatada y feroz en el campo de la lucha económica, y así cómo Rusia no admite la lucha de clases, sino el predominio inflexible de una sola clase, el Gobierno Fascista, el sistema Fascista, no quiere ni una ni otra cosa: busca el equilibrio, la coherencia, la cooperación de las clases. He allí su premisa fundamental.”
“Ellos van a organizar la cooperación de clases, van a edificar una política económica sustentada en la cooperación de todas las clases productoras de la nación; y en este sentido van a crear los órganos de su dinámica económica.”
“El sistema Fascista descansa fundamentalmente en el sistema de las corporaciones, y las corporaciones son un conglomerado de sindicatos; allí no preocupa la libertad individual; es necesario encontrar el órgano en donde todas las clases de la producción se coordinen, y se ha hecho obligando al sindicalismo de toda la Italia , de todas las fuerzas económicas, y al mismo tiempo a la coordinación de los sindicatos pertenecientes a una línea de actividades, en una corporación, que es la que juzga todos los conflictos, que es la que resuelve todos los encuentros y todos los choques entre los distintos sindicatos. Allí el trabajador no está abandonado, y en esto es necesario en gran parte combatir prejuicios.”
“En la corporación fascista el trabajador no está aislado; en la corporación fascista el contrato colectivo que representa la conquista máxima práctica dentro de la lucha de clases, porque ya no es el hombre abandonado y sólo con su debilidad, sino que ya obra solidarizado en un sindicato que tiene personalidad y fuerza, es una conquista definitiva; la corporación, cómo digo, coordina todos los sindicatos; de la corporación se asciende a un Consejo de Corporaciones y por último se llega al Ministerio de las Corporaciones que es el eje del Gobierno Fascista.”
“El Estado Fascista es el Estado cooperativo. Su tesis económica es que abandonar la nación la lucha de clases cómo en los Estados Unidos, abandonarla a las fuerzas naturales de la competencia económica, significa el caos; es la causa de las crisis continuas el no prever, el no disciplinar los factores de la producción y ordenarlos de manera que no se entrechoquen y se desgasten y no ocasionen otra cosa que el desbarajuste y el desorden; es la causa de las crisis periódicas y de esas alternativas pasajeras de prosperidades que no duran; por eso hay que conjurarlas y para eso hay que buscar la coordinación de las clases, labor que sólo puede realizar el Estado, porque sólo hasta él trascienden los intereses contrastantes de los individuos y los grupos en pugna.”
“Repito, no deseo criticar ni estudiar sistemas; quiero sustentar otra vez mi propósito de que para estas arquitecturas económicas, lo fundamental, lo que las hace grandes, lo que las ha llevado a resultados estupendos, lo que las hace ser ejemplos de realizaciones y construcciones asombrosas, es el respeto consciente y profundo a líneas ideológicas que de antemano se han trazado cómo premisas fundamentales de su edificación. (Aplausos.)”[3]
El corporativismo como sistema político implica la integración de los ciudadanos de un país, al aparato de Estado por medio de corporaciones, ya sea en forma de asociaciones cívicas, vecinales, de comerciantes, sindicatos de trabajadores y cámaras patronales, con la finalidad de mantener el orden establecido, garantizando la participación del Estado como mecanismo de gobernabilidad.
En el mundo del trabajo las corporaciones no son otros que los sindicatos de trabajadores y los sindicatos patronales. El corporativismo utiliza a las organizaciones como correa de transmisión que une al individuo con el aparato de Estado, con la pretensión de garantizar de manera eficaz la aplicación la de las respectivas legislaciones en cada sector, tratando de mantener el control social de toda la población y como se ha hecho evidente en estos momentos de crisis económica profunda, pretendiendo mantener bajo control la variable económica del salario.
Todo régimen corporativo se ha sustentado de manera ideológica en el nacionalismo que presupone a la nación como realidad suprema a la cual hay que someter todos los intereses de grupo, clase o individuo.
En este sentido todo movimiento que reclame para sí un espacio de autonomía es considerado como un atentado a la nación. Por eso es crucificado el legítimo derecho de las comunidades indígenas a vivir en autonomía. El internacionalismo es un pecado en contra de la nación, el cual sale a relucir en las luchas sindicales cuando sindicatos auténticos son acusados de traidores a la patria cuando establecen alianzas con sindicatos de otros países.[4]
El régimen corporativo mexicano pretende incluir la totalidad de la realidad social; se involucra en cuestiones de moral privada y en la vida cotidiana.
El Estado mexicano autodefinido como encarnación jurídica de la nación exige unidad y fortaleza en torno de la imagen del jefe de la nación, el presidente de la república y disminuye los poderes judicial y legislativo.[5]
El Estado mexicano puede o no reconocer los conflictos de clase, pero los disciplina a los intereses de la nación; Ninguna lucha fuera del marco jurídico, nada fuera del estado de derecho diseñado para el control sobre la las y los trabajadores, nada que permita la acción autónoma de los ciudadanos y si existiera algún resquicio por el cual se puede encontrar un espacio de libertad, legisla sobre ello como lo pretende hoy con un nuevo Proyecto Lozano de reforma laboral.[6]
Una precisión importante: La corrupción es parte del sistema, es uno de los sostenes del régimen corporativo mexicano pues aunque demerita su imagen, es alentada para sustituir la inoperancia de la formación ideológica nacionalista como pilar único del sistema. La corrupción se convierte en una cadena más del sostén del sistema, construida con eslabones comprometidos económicamente con el sistema. La corrupción es ya parte del sistema sin la cual difícilmente puede operar.



[1]Suele afirmarse en nuestro país que somos inventores –o poco menos- de los derechos sociales (…). Nuestros derechos sociales son la expresión del control estatal sobre la fuerza social de los trabajadores.” De Buen , Néstor entrevista con Megía Prieto, Jorge. Fidel Velásquez: 47 años de historia y poder. Ed. Diana. México 1981 p. 145

[2] Para profundizar en el operativo “italiano” de imponer el sistema corporativo en México ver: Robles, Jorge. Los contratos de protección: un producto de la Ley Federal del Trabajo. En Bouzas, Alfonso. Et. Al. Contratación Colectiva de protección en México. Informe a la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT).  Ed. UNAM-ORIT. México 2007.Pp 49-95. http://www.fatmexico.org/analisis/Contratos de proteccion[1].DOC Consultada el 23 de abril de 2007
[3] XXXV Legislatura, Diario de debates. 21 de octubre de 1932.
[4] Tal fue el caso en la empresa  Duro Bag en Tamaulipas donde una alianza de Unión Nacional de Trabajadores y la Coalición Pro Justicia en la Maquilas pretendió sindicalizar a las trabajadoras. Las oficinas de la JFCA en donde se desahogaron las audiencias fueron tapizadas con pancartas que acusaban al FAT, quien asumió la asesoría del sindicato, de vende patrias y aliado a sindicatos estadounidenses. Para más detalles sobre este conflicto ver Méndez H., Luís. La respuesta obrera maquiladora en el entorno binacional. El Cotidiano mayo/junio 2005, año/vol 20, número 131. Pág. 63-71. http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/325/32513108.pdf Consultado el 23 de enero de 2009
[5] En materia laboral, la justicia en México no es responsabilidad del Poder Judicial, sino del Poder Ejecutivo.
[6]  Propuesta Lozano (feb 2009): Abaratar los despidos y fortalecer al corporativismo   en: http://www.fatmexico.org/ Consultada el 8 de marzo de 2009.

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