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domingo, 12 de diciembre de 2010

La lucha en las gasolineras del DF y el STRACC Jorge Belarmino

La lucha en las gasolineras del DF y el STRACC
Jorge Belarmino

Damos paso a una serie de documentos. Iniciamos con la cronología que abarca las luchas entre 1999 y 2007:

1999.
• En Servicio Santa Úrsula los trabajadores deciden organizarse para luchar por sus derechos que habían sido conculcados durante años
• Los trabajadores consiguen que se les pague el salario y sus prestaciones en base a una queja que levantaron ante Inspección del trabajo del Distrito Federal.
• El gobierno democrático del Distrito Federal vía la subsecretaria del trabajo local realiza Inspecciones en tres gasolineras con medios de comunicación, diputados federales y locales.
• Los trabajadores de Servicio Santa Ursula se afilian al FAT, solicitan el registro del STRACC ante la autoridad laboral local.
• Todos los trabajadores de Servicio Santa Ursula que están por el sindicato son despedidos.
• Se llega a una negociación con la empresa. Se reinstala a la mayoría de los trabajadores, solo son despedidos tres, la empresa argumenta que la causa es “por ser muy grillos”.
• Los trabajadores despedidos difunden la lucha de Santa Ursula, trabajadores de otras gasolineras se unen a la lucha por organizar el sindicato.

2000
• Representantes de tres gasolineras, Santa Úrsula, Centinela y Bonar (las primeras
tres gasolineras que organizó el STRACC), realizan una conferencia de prensa
en la cual se denuncian las condiciones de trabajo en las estaciones de gasolina. El
Diputado Local Vicente Cuellar Suaste preside la conferencia.
• La empresa Servicio BONAR se entera de que los trabajadores(as) solicitaron el
registro de un sindicato y despide a todos.
• El STRACC realiza su primer mitin en una gasolinera.
• Después de cubrir distintos requerimientos legales el STRACC consigue el registro
para el sindicato
• Cándido Cerón es el primer secretario general del sindicato.

2001
• La estación Centinela realiza su primer recuento. El STRACC gana la titularidad en
Centinela.
• En la estación Santa Úrsula el STRACC gana la titularidad del contrato colectivo
de trabajo.
• Ante la negativa de la empresa para negociar el Contrato Colectivo de Trabajo. El
STRACC estalla su primera huelga en la estación Centinela. Es la primera huelga en
una gasolinera en la Ciudad de México.
• La empresa solo resiste cuatro horas de huelga, negocia el Contrato Colectivo.

2002
• En la estación Gasal el STRACC gana la titularidad del CCT.
• La estación Río Tuerto realiza su elección. El STRACC gana la titularidad del CCT.
• Trabajadores de Consorcio Corporativo se afilian al STRACC y ganan la titularidad
del Contrato Colectivo.

2003
• Salvador Arellano es electo Secretario General del STRACC.

• El STRACC gana la titularidad del Contrato Colectivo en los baños de hortalizas
en la Central de Abasto, las trabajadoras(es) de limpieza no llegan a un acuerdo con
la administración de la Empresa esto provoca el estallamiento de la huelga.

• Después de algunos meses en huelga la empresa reconoce al Sindicato como titular
del Contrato Colectivo de Trabajo.

2004
• La estación Axa realiza el recuento, los trabajadores están actualmente a la espera
de los resultados de la elección.
• El STRACC realiza un evento de solidaridad a fin de crear conciencia sobre las
violaciones laborales en la estación Grupo Autopista. Como resultado, el dueño de
la estación accede a reunirse con la representación sindical.
• A fin de presionar más a los dueños de la estación Grupo Autopista, miembros del
STRACC realizan un segundo evento de solidaridad en la estación.

2005
• Inicia el trabajo de organización en Servicio Ajpa y Servicio Integral Nacional donde se
gana la titularidad, al ganar el recuento con el 100 por ciento de los votos.

2006
• Se fija fecha de recuento en Nivel Superior de Servicio, un grupo de golpeadores
impide que se lleve a cabo la diligencia. Una delegación del STRACC viaja de intercambio
a Estados Unidos ampliando las relaciones internacionales, con el sindicato
de servicios (SEIU).

• El STRACC realiza un encuentro internacional en el Distrito Federal con organizadores
que trabajan en Europa, Estados Unidos y México.
• Salvador Arellano es electo para un segundo periodo en la secretaría general del
STRACC.

2007
• El STRACC establece su programa de capacitación y formación, los temas que se
abordan son: Derecho Laboral, Sindicalismo, Equidad de género y Globalización.
• Inicia trabajo de organización en Servicio Belem y sale un primer grupo de trabajadores
despedido y poco después se gana el recuento, siendo despedidos el resto
de trabajadores.

• El STRACC estalla la huelga en CAFETLAN, la patrona, militante del PRD saquea
los establecimientos.

• El STRACC mantiene trabajo organizativo en diferentes expendios de gasolina.
El siguiente documento es la relación de hechos de un momento particular, que deja
ver las dificultades a las cuales se enfrenta las y los gasolineros:
“Trece trabajadores de la estación de servicio PAGA, SA de CV fueron despedidos de
manera injustificada luego que Patricia Aguilar Nájera, propietaria del establecimiento,
se enteró que los trabajadores se habían afiliado, sin su anuencia al Sindicato de Trabajadores
de Casas Comerciales, Oficinas y Expendios, Similares y Conexos del Distrito
Federal (STRACC) del Frente Auténtico del Trabajo.

“La precariedad laboral en la que se encuentran los despachadores de esta gasolinera
(sin salario, seguro social o cualquier prestación de ley, además de trabajo extraordinario
después o antes de su jornada, etc.), decidieron luchar para cambiar su situación
con el apoyo de un verdadero sindicato, por lo que en febrero pasado se afiliaron al
STRACC.”

Con el STRACC los trabajadores presentaron, el 30 de abril, ante la Junta Local de
Conciliación y Arbitraje del DF, una demanda por la titularidad de su Contrato Colectivo
de Trabajo en contra de la charra Sandra Pérez Velásquez, quién regentea el
sindicato de protección en el cual, los trabajadores estaban afiliados sin siquiera estar
enterados.

“En junio pasado la Junta Local procedió a notificar a la empresa y al sindicato de la
demanda de titularidad, y desde ese momento, en perversa colusión, iniciaron sistemáticamente
el acoso y hostigamiento contra los trabajadores para que firmaran
documentos en blanco y sus renuncias bajo la consigna de firmas o ya no trabajas.”

“El 25 de agosto, la empresa y el sindicato retuvieron a los trabajadores contra su
voluntad, dentro de las instalaciones, ante la negativa de éstos a firmar cualquier documento
que les presentaban; uno de los trabajadores fue desalojado de las oficinas de
la empresa hasta las dos de la madrugada.

“El 26 de agosto a las siete de la mañana, en una acción sorpresiva, llegaron a las instalaciones
de PAGA, que se ubican en Calzada Ignacio Zaragoza No. 2608 Colonia Santa
Martha Acatitla, el abogado de la empresa, el representante del sindicato de protección
patronal, esquiroles y un grupo de guardias de seguridad privada, con la consigna
de obtener las firmas que la empresa pretendía o despojarlos de su fuente de trabajo.
“Los trabajadores resistieron hasta donde fue posible el desalojo. Solicitaron de su
patrón que les explicara el motivo del despido ya que ellos, no habían incurrido en
alguna falta, la respuesta fue contundente, “al no firmar, están con el sindicato, no con la
empresa”, se ordenó entonces cortar la energía eléctrica, acordonar la gasolinera con
los elementos de seguridad privada, y ante las amenazas de agresión los trabajadores
abandonaron su lugar de trabajo.

“¿Qué opción tienen los trabajadores cuando se encuentran inmersos en un mundo
de delincuentes que prohíben el derecho a elegir su sindicato? Si por el simple hecho
de afiliarse a un sindicato real y combatir así los contratos de protección patronal, las
personas sufren agresiones de todo tipo.

“¿No propician los empresarios la delincuencia al violar los derechos de sus trabajadores
obligándolos a firmar hojas en blanco?

“¿En quién confiar para defender el trabajo? ¿En los abogados, líderes sindicales o en
los funcionarios? La triste realidad es que ya no sabemos, estos personajes siniestros
son tan delincuentes como un narco o un sicario, porque trafican con los derechos
de la gente honorable.”

A continuación, una serie de testimonios que nos acercan a la intimidad de esta
historia.

Pagando por trabajar: La lucha por la dignidad en las gasolineras del DF
Una de mis partes favoritas en la entrañable novela Los Días Terrenales, de José Revueltas,
es aquella en la que Rosendo y Bautista, dos militantes del Partido Comunista, atraviesan
un tiradero de basura –en donde también viven los pepenadores- para llegar a la zona
industrial con el encargo de pegar propaganda del partido a las puertas de las fábricas.
Como la propaganda debe estar en su lugar antes de la entrada del turno matutino,
la travesía se realiza en plena madrugada. La absoluta oscuridad que los rodea sirve
de marco a sus monólogos interiores, en los que cada uno de los dos interpreta un
suceso que acaba de ocurrir (y que de hecho constituye el nudo de la novela, pero por
ahora lo dejaremos de lado) de manera diametralmente opuesta a la del otro.

En la narrativa magistral de Revueltas, el tiradero, la oscuridad y el ambiente en general
que constituía el simple trasfondo de los monólogos, adquiere vida propia y termina
por determinar los pensamientos y sentimientos de los camaradas, sobre todo de
Bautista. En cierto momento el lector empieza a sospechar que la travesía del tiradero
será interminable; Bautista y Rosendo están atrapados en ese limbo que se convierte
en un vórtice temporal, y por un momento ya no queda claro si afuera los aguarda la
ciudad industrial o la vieja Tenochtitlan. Aparecen imágenes dantescas: la tenue luz de
un cerillo revela fugazmente a un perro devorando las entrañas de otro ser (¿un bebé
abandonado?). Bautista pisa heces humanas y su asco se proyecta hacia los habitantes
del tiradero, “seres infinitamente no humanos, pero vivos y terribles.” Y de pronto,
cuando la esperanza está a punto de extinguirse, aparece el barrio industrial en toda
su magnificencia.

La muy breve pero vívida descripción del barrio industrial establece un absoluto
contraste entre las tinieblas del tiradero y la diáfana luminosidad de la zona fabril, aquel
panorama de esfuerzo, de lucha, de activo combate... con sus fábricas, con sus músculos, con
su rumor sano, con su fragancia de aceite y petróleo. En suma, el bellísimo escenario del
trabajo asalariado; un mundo inteligible que revela sus secretos con poco esfuerzo:

la apropiación por parte del patrón del valor producido por el trabajo del obrero, el
nivel de explotación del trabajo, la organización del proceso de trabajo que facilita la
colaboración de los trabajadores (y que constituye la base de la solidaridad obrera).
A semejanza de los jóvenes comunistas de Revueltas, muchos activistas de los derechos
laborales, así como estudiosos del trabajo, partimos de esta concepción nítida
del trabajo asalariado desarrollada en todos sus detalles por Marx desde la segunda
mitad del siglo XIX. Nos permite entender de dónde proviene la ganancia del patrón y
establecer una relación entre aquélla y nuestro salario (nivel de explotación). De esta
manera, vemos que toda conquista en salario o prestaciones que le arranquemos al
patrón se traduce en la reducción del nivel de explotación de nuestro trabajo y, por
ende, en una posible reducción de sus ganancias. Incluso cuando enfocamos nuestras
baterías contra los sindicatos charros, lo hacemos a sabiendas de que los charros son
sólo un instrumento del patrón para acrecentar y asegurar la explotación de nuestro
trabajo.

Esta dependencia en la explicación básica del sistema del trabajo asalariado no es
sólo nostalgia marxista, ni dogmatismo de ultraizquierda, tiene también su lógica en
el hecho de que esta noción del trabajo asalariado tiene una expresión jurídica en el
reconocimiento legal de la especificidad de la relación de trabajo. La Constitución de
1917 fue la primera legislación en el mundo que reconoció que el sistema del trabajo
asalariado es esencialmente distinto de la simple transacción comercial entre dos
relaciónde trabajo (es decir, convertirse en trabajador asalariado) implica entrar en una
categoría legal de la que se desprende una serie de derechos.

Pero -como diría Raúl Delasco- aún hay más, desde el Manifiesto Comunista el buen
Marx afirmó que el sistema del trabajo asalariado tiene dos resultados esencialmente
contradictorios desde el punto de vista obrero. Por un lado, obliga a los trabajadores
a competir ferozmente entre sí por los escasos puestos de trabajo y por el acceso a
las migajas de la caridad patronal. Pero por otro lado, la organización del trabajo en
las fábricas tiene el efecto inmediato de fomentar la colaboración de los trabajadores
entre sí (a fin de elaborar el producto) y constituye de hecho un formidable campo
de entrenamiento en solidaridad y trabajo en equipo. Por ello, la clase trabajadora está
tan bien equipada y capacitada para construir una sociedad más justa con base en la
cooperación y no en la explotación.

Ahora bien, la realidad, esa terrible señora que se resiste obstinadamente a encajar en
la teoría, muchas veces nos muestra que este nítido esquema del trabajo asalariado se
escurre por cualquier resquicio que le abre tanto la inventiva de la explotación patronal
como las múltiples estrategias de supervivencia de los trabajadores. Entonces, un poco
como Rosendo y Bautista en el tiradero, los activistas laborales nos encontramos en
la más completa oscuridad conceptual y estratégica para encontrarle el sentido a
ciertas situaciones laborales que se nos presentan impuras, por así decirlo. Porque, por
ejemplo, y aquí -¡por fin!- entramos en materia, ¿cuál es el proceso de obtención de
plusvalía en la venta de gasolina? ¿Cómo podemos reducir el nivel de explotación del
trabajo cuando el patrón ni siquiera reconoce la existencia de una relación de trabajo?
¿Cómo logramos crear y mantener la solidaridad entre cierto tipo de trabajadores
que son empujados a la competencia más despiadada sin el contrapeso de una
organización cooperativa del trabajo?

Llegados a este punto, digámoslo claramente: ¡el Sindicato de Trabajadores de Casas
Comerciales, Oficinas y Expendios del Distrito Federal, objetivamente no debería existir!
Pero el STRACC existe, y no sólo existe, sino que día con día crece y se fortalece.
Así que vale la pena, para militantes y simpatizantes, creyentes y escépticos, echarle
un ojo a la historia de esta “anomalía teórica”, que para muchos de nosotros es en
realidad una prueba de la fortaleza e infinitas posibilidades de organización de mujeres
y hombres trabajadores en lucha por sus derechos y por hacer respetar su inquebrantable
dignidad.

Pero vayamos por partes. El STRACC organiza a trabajadores y trabajadoras del sector
de los servicios y su columna vertebral son los despachadores de gasolina. En el
sector servicios en general y en otros ámbitos como la administración pública, los
trabajadores han venido enfrentando desde hace ya algún tiempo una perversa forma
patronal de eludir las obligaciones legales; ésta consiste esencialmente en la autonegación.
El patrón simplemente dice: Yo no soy patrón, ni tú eres trabajador asalariado; tú
sólo me prestas un servicio de vez en cuando y yo te pago por él, y luego cada quien a lo
suyo. En el gobierno esta forma de contratación está muy difundida. Los empleados,
que tienen horarios fijos y cadenas de mando (pruebas legales de la existencia de
una relación de trabajo), trabajan bajo contratos de prestación de servicios. De esta
forma, el gobierno se ha llenado de freelancers, o contratistas individuales, cuando en
los hechos las oficinas funcionan con la misma regularidad burocrática con el mismo
ejército de empleados públicos.

La situación que enfrentan los despachadores de gasolina es todavía peor. Aquí el
patrón ni siquiera pretende contratar freelancers, ni pagarle a nadie por sus servicios
(de hecho no paga nada). Su argumento es básicamente: Yo no soy tu patrón, ni tú eres
mi trabajador, porque no tengo necesidad de tu trabajo, las bombas funcionan solas; pero
como soy muy buena gente te presto mis bombas de gasolina para que te ganes una propina
despachándoles gasolina a los clientes. Ahora bien, como te estoy dando chance de ganarte
unos pesos en mi estación, espero que la mantengas en buen estado, me ayudes a vender
mis productos y/o me dejes unos pesos como renta de la bomba.

Este argumento es burdo, por supuesto, y prueba de ello es que el patrón exige del
trabajador la documentación necesaria para acreditar la relación de trabajo ante el
IMSS y las autoridades del trabajo. Sin embargo, la inexistencia de la relación de trabajo
es el argumento favorito que esgrimen los patrones gasolineros cuando buscan
eludir su responsabilidad en los casos de accidentes de despachadores ocurridos en
las estaciones de gasolina.

Surge entonces una situación difícil de explicar y entender para activistas laborales
que no están familiarizados con la táctica de la autonegación patronal, y ésta es que
el reconocimiento de la propia condición de trabajador asalariado no es el punto de
partida de la organización de los despachadores de gasolina, sino uno de sus primeros
objetivos. En otras palabras, los despachadores se organizan en primera lugar no a partir
de su condición de trabajadores asalariados, sino para llegar a ser trabajadores asalariados
(al menos plenamente en el sentido legal). Marx se estaría rascando la cabeza.

Por otro parte, es difícil encontrar una forma de organización del trabajo que aliente
mayor competencia que las estaciones de gasolina. Cada despachador o despachadora
debe competir incesantemente con sus compañeros para atraer clientes y ganarse
una propina; cada cliente que gana un despachador es una pérdida para todos los
demás. El único atenuante es cierta rotación que hace que los despachadores trabajen
en pares o en equipos muy reducidos en cada “isla”. En este caso, cada par o equipo
compite con todos los demás y el resultado es básicamente el mismo. La gerencia en
cada estación generalmente hace su parte para acentuar la competencia a través de
favoritismos, premios o castigos arbitrarios y la promesa de beneficios ligados al individualismo
y la traición al grupo.

Volviendo a las fuentes sagradas de la teoría. El proceso de trabajo en las estaciones
de gasolina está diseñado para suprimir cualquier intento de cooperación a gran
escala. ¿Por qué entonces los despachadores de gasolina afiliados al STRACC han
formado un grupo increíblemente cohesionado que ha resistido el embate de
patrones, charros y autoridades venales? ¿Por qué los trabajadores del STRACC están
en primera fila no sólo apoyándose mutuamente cuando hay recuentos sindicales de
otros compañeros gasolineros sino también demostrando su solidaridad con otras
luchas de trabajadores?

los factores externos al proceso de trabajo que constituyen la base de la solidaridad
interna del sindicato. Quizá encuentren que la experiencia socio demográfica
compartida y el hecho de que todos hablamos con el mismo acento del oriente
del DF (de Aragón a Santa Úrsula) e idolatramos a Celso Piña, constituyen una
base más sólida que la posición objetiva en el centro de trabajo. Los estudiosos de
la educación popular resaltarán el papel de la formación política que lleva a cabo
desde su fundación el Frente Auténtico del Trabajo, del que todos los miembros del
STRACC reivindican una afiliación incondicional. Economistas y sociólogos verán en
el STRACC un gran y promisorio ejemplo de la supervivencia del sindicalismo tras el
fin del sistema del trabajo asalariado.

Y otros veremos en el STRACC simplemente a un grupo de hombre y mujeres, unos
más jóvenes y otros más maduros, que han decidido reivindicar su condición de trabajadores
y tomar el futuro en sus manos, transformando la realidad con su acción y
abriendo nuevas formas de entender la participación sindical en escenarios increíblemente
adversos, con una visión radicalmente liberadora.



Poesía, política y naturaleza - Emiliano Robles "La Doñita"

http://issuu.com/bionero/docs/poesia_politica_naturaleza-emiliano_robles

¿Quien mató a Ned Ludd? John y Paula Zerzan

¿Quien mató a Ned Ludd?

John y Paula Zerzan

En Inglaterra, primera nación industrial, la primera y más importante empresa del capital, que iniciaba sus pasos en el ramo del textil, surgió el movimiento revolucionario extendido ampliamente entre 1810 y 1820 y conocido bajo el nombre de luddismo.  La lucha contra el levantamiento de los ludditas -y su derrota- fue de gran importancia para la evolución ulterior de la sociedad moderna. La destrucción de las máquinas, arma esencial, anuncia -desde luego certeramente- estos sucesos a lo largo de todo el siglo XVIII. Por supuesto, este levantamiento no fue exclusivo de los obreros del textil ni de Inglaterra. Los obreros agrícolas, los mineros, los molineros y muchos otros coincidieron en la destrucción de las máquinas, a menudo en contra de lo que se suele denominar sus propios «intereses económicos». De la misma manera, como recuerda Fulop Miller, los obreros de Eurpen y Aix la Chapelle destruyeron las importantes fábricas de Cockerill, los tejedores de Schmollen y Crimmitschau arrasaron las fábricas de estas ciudades y muchos otros hicieron lo mismo en los comienzos de la revolución industrial.
Ahora bien, fueron los obreros ingleses del ramo textil -calceteros, tejedores, hilanderos y demás- quienes iniciaron un movimiento tal que, como Thompson escribe, «la simple violencia revolucionaria rara vez ha estado tan extendida en la historia inglesa», afirmación que seguramente está por debajo de la realidad. Generalmente este levantamiento ha sido caracterizado como ciego, desorganizado, reaccionario, limitado e ineficaz, pero la rebelión espontánea durante un tiempo contra el nuevo orden económico tuvo mucho éxito y fines revolucionarios. El Times del 2 de febrero de 1812 describe «la aparición de una guerra abierta» en Inglaterra más encarnizada en las zonas más desarrolladas y particularmente en el centro y norte. El comandante Wood escribe el 17 de junio de 1812 a Fitzwilliam, miembro del gobierno, que «salvo lugares determinados que están ocupados por soldados, el país está prácticamente en manos de los rebeldes». Los ludditas fueron verdaderamente irresistibles en varias etapas de la segunda década del siglo y desarrollaron una conciencia propia y una moral elevada. Como escriben Cole y Postgate, «la verdad es que no se podía detener a los ludditas; las tropas corrían en todas direcciones, impotentes, ridiculizadas por el silencio y la confabulación de los trabajadores». Un examen posterior de partes de prensa, cartas y octavillas demuestra que la insurrección estaba claramente orientada; por ejemplo, «todos los nobles y los tiranos deben ser derrocados», declara una octavilla distribuida en Leeds. Los preparativos para una revolución general explícita eran evidentes, por ejemplo en Yorkshire y Lancashire, ya en 1812.
Se destruyeron enormes cantidades de bienes, entre los que se contaban numerosísimos telares para hacer medias que habían sido readaptados para una producción de calidad inferior. De hecho, el movimiento extrajo su nombre del joven Ned Ludd, que, antes de producir las chapuzas que se le solicitaban, destrozó el telar a martillazos. Controlar los instrumentos de producción o destruirlos; esta idea exaltaba la imaginación popular y proporcionaba a los ludditas un apoyo unánime. Hobsbawn afirma que «los que destrozaban las máquinas encontraban una simpatía desbordante en todas las capas de la población», lo que para Churchill, en 1813, suponía «la inexistencia total de medios para mantener el orden público». Los obreros que destrozaban telares llevaron a cabo una ofensiva importante en 1812 y hubo que oponerles efectivos cada vez más numerosos, que llegaron a sobrepasar en número a las tropas que Wellington tuvo a sus órdenes contra Napoleón. Mas el ejército no sólo era débil por ser disperso, sino que además no era seguro, pues se sospechaba que simpatizaba con el enemigo a causa de la presencia de muchos ludditas enrolados en sus filas. Además, apenas se podía contar con los magistrados y los policías locales, y el empleo sistemático de espías era ineficaz frente a la clara solidaridad del pueblo. Como era de suponer, la milicia voluntaria regida por el Watch and Ward Act (Ley de Guarda y Tutela) sólo servía para «armar a los que eran más violentos en su desacuerdo» (según Hammonds), de modo que bajo el gobierno de Peel hubo de instituirse el sistema moderno de policía profesional.
Intervenciones de esta naturaleza apenas podían bastar teniendo en cuenta el camino seguido por el luddismo, que a cada acontecimiento parecía más revolucionario. Cole y Postgate, por ejemplo, describieron a los ludditas posteriores a 1815 como más radicales que sus predecesores y llegaron a la conclusión de que «se ponían en contra del sistema de fábricas en general». Thompson observa también que incluso en 1819 todavía parecía abierta la vía a una insurrección general victoriosa.
Contra lo que Mathias llamaba «la tentativa de destruir la nueva sociedad», hacia falta un arma mucho más cercana al punto de producción y especialmente la búsqueda de una aceptación del orden fundamental a través del sindicalismo. Aunque esté claro que la ascensión del sindicalismo fue consecuencia tanto del luddismo como de la creación de una policía moderna, debemos también comprender que antes de las sublevaciones ludditas había existido entre los obreros textiles y otros una tradición, por mucho tiempo tolerada, de sindicalismo. De ahí, como Morton y Tate señalan casi en solitario, que la destrucción de las máquinas en este período no pueda considerarse como la explosión desesperanzada de los obreros faltos de otra salida. A pesar de las Combinations Acts, que fueron una prohibición reforzada de los sindicatos entre 1799 y 1824, el luddismo no se movió en el vacío, sino que durante cierto tiempo se opuso eficazmente al rechazo de un aparato sindical extensivo que buscaba un compromiso con el capital. De hecho, la elección entre ambos era posible y los sindicatos fueron dejados de lado en provecho de una organización directa de los trabajadores que servía a sus fines radicales.
Durante el período en cuestión, está perfectamente claro que se consideraba al sindicalismo como fundamentalmente distinto del luddismo y, precisamente por ello, era estimulado con la esperanza de que absorbiera la autonomía de los ludditas. Contrariamente a las disposiciones de las Combinations Acts, en ocasiones los sindicatos eran considerados legales por los tribunales y cuando los sindicalistas eran perseguidos sólo recibían castigos ligeros o no los recibían, mientras que los ludditas habitualmente eran ahorcados. Algunos miembros del Parlamento acusaban abiertamente a los propietarios del desbarajuste social de no utilizar plenamente la vía sindical para resolverlo. Esto no quiere decir que los objetivos de los sindicatos y su control fueran tan claros y bien definidos como hoy, pero la indispensable función de los sindicatos frente al capital se clarificaba, iluminada por la crisis existente y por la necesidad que se experimentaba de tener aliados para la pacificación de los trabajadores. Los diputados de los condados de las Midlands presionaban a Gravenor Henson, líder del sindicato de la corporación de tejedores, para que combatiera el luddismo, como si tal cosa fuera necesaria. Su método de estímulo de la represión era, naturalmente, su infatigable propaganda en pro de la fuerza del sindicato. El comité sindical de la corporación de tejedores, según el estudio de Church sobre Nottingham, «daba a los trabajadores instrucciones precisas de no estropear los telares». Y el sindicato de Nottingham, la principal fuerza del sindicato general industrial, se oponía también al luddismo y no empleó nunca la violencia.
Si bien los sindicatos apenas fueron aliados de los ludditas, puede decirse que fueron el estadio siguiente al luddismo en el sentido de que el sindicalismo tuvo una participación esencial en su derrota por medio de las divisiones, la confusión y el agotamiento de energías que produjeron los sindicatos. El sindicalismo «reemplazó» al luddismo del mismo modo que salvó a los empresarios de los insultos de los niños en plena calle y del poder directo de los productores. El reconocimiento pleno de los sindicatos por la anulación en 1824 y 1825 de las Combinations Acts «tuvo un efecto moderado sobre el descontento popular», en palabras de Darvall. La campaña en pro de su anulación, llevada a cabo por Place y Hume, triunfó fácilmente en el Parlamento, sin modificar y con el testimonio favorable tanto de patronos como de sindicalistas, con sólo la oposición de un puñado de reaccionarios. De hecho, mientras entre los argumentos conservadores de Place y Hume figuraba la predicción de un número menor de huelgas después de la anulación, muchos patronos comprendían el papel catártico y pacificador de las huelgas y apenas se conmovieron ante la ola de huelgas que siguió a la anulación. El decreto de anulación relegaba al sindicalismo, por supuesto, a sus tradicionales tareas marginales referidas a los salarios y el tiempo de trabajo. Una legalidad de la cual deriva la presencia universal de cláusulas sobre los «derechos de dirección» en los convenios colectivos laborales de hoy.
La campaña de mitad de la década de 1830 contra los sindicatos llevada a cabo por algunos patronos sólo subrayó, a su manera, el papel central de los sindicatos: esta campaña era posible por que los sindicatos habían conseguido romper el radicalismo de los obreros del período anterior, que recurrían a la acción directa. Lecky tenía, pues, toda la razón al decir un poco más tarde «que no cabía la menor duda de que los sindicatos más grandes, más ricos y mejor organizados habían hecho mucho en favor de la disminución de conflictos de trabajo»; del mismo modo, los Webbs reconocieron que en el siglo XIX hubo muchas más revueltas laborales mientras el sindicalismo no constituyó una regla.
Pero volviendo a los ludditas, no encontramos al respecto más que unos cuantos relatos en primera persona y una tradición prácticamente secreta, principalmente por que se proyectaron a sí mismos en sus actos y no en una ideología. Pero ¿esto es todo?. Stearns, quizá el comentarista más cercano a los hechos, escribió: «los ludditas desarrollaron una doctrina basada en las supuestas virtudes de los métodos manuales». Casi les llama con condescendencia «los miserables retrasados», y hay seguramente algo de verdad en esta afirmación. El ataque de los ludditas no estaba ocasionado por la introducción de máquinas nuevas, como suele creerse, puesto que no hay ninguna evidencia de ello en 1811 y 1812, cuando el luddismo comenzó a actuar. La destrucción se practicaba sobretodo contra los nuevos métodos de producción chapucera, dictados para hacer funcionar las nuevas máquinas. No era un ataque contra la producción sobre bases económicas, sino que era ante todo la respuesta violenta de los obreros textiles (pronto secundados por otros) a las tentativas de degradación en forma de un trabajo inferior: baratijas, piezas montadas deprisa y corriendo, eran por lo general las causas principales.
Las ofensivas ludditas generalmente correspondieron a períodos de depresión económica; el motivo es que los patronos aprovecharon en ocasiones tales períodos para introducir nuevos métodos de producción. Pero también es cierto que no todos los períodos de pobreza engendraron luddismo, pues este aparecía en zonas no especialmente empobrecidas. Leicestershire, por ejemplo, fue el peor punto en los malos momentos y era una zona productora de manufacturas laneras de la mejor calidad; Leicestershire fue un poderoso núcleo luddita.
Preguntarse qué podía tener de radical un movimiento que al parecer «se limitaba» a pedir el abandono de las labores fraudulentas es no captar la íntima verdad de un supuesto acertado, que ambas partes asumieron entonces: la relación entre la destrucción de maquinaria y la sedición. Como si la lucha del productor por la integridad de su trabajo vital pudiera llevarse a cabo sin poner en tela de juicio el capitalismo entero. La petición del abandono de labores fraudulentas supone necesariamente un desastre y, en la medida en que se exija, una batalla de derrota total o victoria total. Lo cual afecta directamente al núcleo de las relaciones capitalistas y a su dinámica.
Otro aspecto del fenómeno luddita generalmente considerado con condescendencia a base de ignorarlo por completo, es el aspecto organizativo. Los ludditas, como ya sabemos, golpeaban salvaje y ciegamente, mientras que sólo los sindicatos proporcionaban formas de organización a los trabajadores. Pero, de hecho, los ludditas se organizaron local e incluso federalmente agrupando a los obreros de todos los ramos con una coordinación sorprendente. Evitando cualquier estructura alienante, su organización, sabiamente, no era formal ni permanente. Su tradición de revuelta carecía de núcleo y prevaleció durante largo tiempo a modo de «código no escrito»; la suya era una comunidad no manipulable, una organización que se sustentaba en sí misma. Todo lo cual, desde luego, resultó esencial para la aparición del luddismo y para su enraizamiento. En la práctica, «ningún nivel de actividad de los magistrados ni la ampliación de los contingentes militares extirpó el luddismo. Todos sus ataques revelaban un plan y un método», constata Thompson, que da crédito también a su «altiva seguridad y a sus comunicaciones». Un oficial de la armada comprendió en Yorkshire que estaban en posesión de «un nivel extraordinario de acuerdo y de organización». William Cobbett comentaba en 1812, en relación con un informe al gobierno: «Y tal es la circunstancia que más ha de inquietar al gobierno. No se pueden encontrar agitadores. Es un movimiento del pueblo mismo».
No obstante, y a pesar de las afirmaciones de Cobbett, los líderes ludditas colaboraron con las autoridades. No se trataba de un movimiento totalmente igualitario, aunque estuvieran más cerca de ello de lo que cabe suponer sopesando su interés por evitar el liderazgo y el corto número de quienes lo soslayaron. Como es natural, el «refinamiento político» surgió por entonces más eficazmente de entre los líderes, del mismo modo que a partir de ellos se desarrollaron en algunos casos los cuadros sindicales.
En los tiempos «pre-políticos» de los ludditas -como en nuestros tiempos «post-políticos»- el pueblo detestaba abiertamente a los dirigentes. La muerte de Pitt, en 1806, les alegró; y, todavía en mayor medida el asesinato de Perceval en 1812. Tales manifestaciones ante la muerte de los primeros ministros evidencian la debilidad de las mediaciones entre dirigentes y dirigidos, la falta de integración entre ambos. La definición política de los trabajadores era, desde luego, menos importante que su definición o integración industrial por la vía sindical; por tal motivo aquella sobrevino más lentamente. De todos modos, hubo una poderosa arma pacificadora: los intensos esfuerzos realizados para interesar al pueblo en las actividades jurídicas, especialmente con vistas a ampliar la base electoral del Parlamento. Cobbett, generalmente considerado el más enérgico panfletista de la historia inglesa, animó a muchos a unirse a los Hampdon Clubs en pro de la reforma electoral y se caracterizó también, en palabras de Davis, por su «condena sin paliativos de los ludditas». Los efectos perniciosos de esta campaña de reforma y división pueden medirse hasta cierto punto comparando las enérgicas manifestaciones previas antigubernamentales de los Gordon Riots (1780) y los atropellos al rey en Londres (1795) con masacres y fiascos como los levantamientos de Pentridge y Peterloo, más o menos coincidentes con la derrota del luddismo, poco antes de 1820.
Volviendo, para concluir, a mecanismos más fundamentales, confrontaremos de nuevo los problemas del trabajo y el sindicalismo. Este último ha de reconocerse que llegó a ser permanente debido al divorcio invariable entre los trabajadores y el control de los medios de producción; y, desde luego, como hemos visto, el sindicalismo contribuyó sustancialmente a este divorcio. Algunos, entre los que se cuentan, claro está, los marxistas, vieron esta derrota y sus formas y la victoria del sistema fabril como salidas inevitables y deseables, por más que tuvieran que admitir que una parte significativa de la dirección de las operaciones industriales, incluso en la actualidad, depende de la realización del trabajo.  Un siglo después de Marx, Galbraith considera que el mantenimiento del sistema de productividad en contra del de creatividad reside en la básica renuncia sindical a toda reivindicación relacionada con el trabajo. Mas el trabajo, según todos los ideólogos, es un área cerrada e inmune a la falsificación. Las actividades laborales son un núcleo impenetrable a intromisiones de la ideología y de sus formas tales como la mediación y la representación. Así pues, los ideólogos ignoran la incesante y universal reclamación luddita del control del proceso productivo. En consecuencia, la lucha de clases es algo totalmente diferente para el trabajador que para el ideólogo.
En los primeros tiempos del movimiento de las Trade Unions hubo altas dosis de democracia. Por ejemplo, estaba muy extendida la práctica de nombrar delegados por rotación o sorteo. Pero no puede ser legítimamente considerada democrática la derrota que se halla en la base del éxito de los sindicatos, derrota que hacía de éstos una organización cómplice, una caricatura de la comunidad. A este nivel no se podía disimular que el sindicalismo era el agente de la aceptación y mantenimiento de un mundo grotesco.
El balance marxiano considera que la productividad es el bien supremo; igualmente, los izquierdistas ignoran la verdadera historia de los ludditas (el final del poder real de los trabajadores) llegando así, por increíble que parezca, a considerar que los sindicatos es lo mejor que pueden desear los trabajadores desprotegidos. El oportunismo y el elitismo de todas las internacionales, así como la historia del izquierdismo, abocan finalmente al fascismo cuando las represiones acumuladas dan su fruto: cuando el fascismo puede apelar con resultados positivos a los trabajadores presentándose como dispersador de inhibiciones, como «socialismo de acción», etc; en resumen, como revolucionario. Ha de quedar bien claro cuánto se perdió con el luddismo y qué terrible anti-historia empezaba entonces.
Hay quienes vuelven a fijar la etiqueta de «época de transición» a la creciente crisis actual, esperando tranquilamente que todo se resuelva con otra derrota de los ludditas. Vemos hoy la misma necesidad de reforzar la disciplina en el trabajo, como en los viejos tiempos, e idéntica conciencia popular del sentido del progreso. Pero es muy posible que hoy podamos reconocer a nuestros enemigos con mayor claridad de modo que esta vez la transición esté en manos de los creadores.

De la Huelga Salvaje a la Autogestión Generalizada Ratgeb (Internacional Situacionista)

Capítulo I

La sociedad de supervivencia



Ratgeb


1. ¿Has sentido al menos una vez el deseo de llegar tarde al trabajo, o de abandonarlo antes de hora?

En tal caso has entendido que:

  • a) El tiempo de trabajo cuenta doble pues es tiempo perdido dos veces:
    • como tiempo que sería más agradable emplear en el amor, en el ensueño, en los placeres, en las pasiones; como tiempo del cual disponer libremente.
    • como tiempo de desgaste físico y nervioso.
  • b) El tiempo de trabajo absorbe la mayor parte de la vida, pues determina asimismo el tiempo llamado "libre", el tiempo de dormir, de desplazamiento, de comida, de distracción. Afecta también al conjunto de la vida cotidiana de cada cual y tiende a reducirla a una sucesión de instantes y de lugares, que tienen en común la misma repetición vacía, la misma ausencia creciente de vida auténtica.
  • c) El tiempo de trabajo forzado es una mercancía. En todas partes donde hay mercancía hay trabajo forzado, y casi todas las actividades se asemejan progresivamente al trabajo forzado: producimos, consumimos, comemos, dormimos para un patrono, para un jefe, para el Estado, para el sistema d ella mercancía generalizada.
  • d) Trabajar más es vivir menos.

En realidad, ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad que asegure a cada cual el derecho a disponer por sí mismo del tiempo y del espacio; de construir cada día su vida como la desea. (Ver III, 49).
2. ¿Has sentido al menos una vez el deseo de dejar de trabajar (sin hacer trabajar a los otros por ti?)
En tal caso has entendido que:
  • a) Aunque el trabajo forzado produjera únicamente bienes útiles como ropas, alimentos, técnica, comodidad..., no por ello resultaría menos opresivo e inhumano pues:
    • el trabajador seguiría desposeído de su producto y sometido a las mismas leyes de la carrera tras el beneficio y el poder.
    • el trabajador seguiría trabajando diez veces m s del tiempo necesario en una organización atractiva de la creatividad para poner a la disposición de todos cien veces más de bienes.
  • b) En el sistema mercantil, que domina por doquier, el trabajo forzado no tiene el objetivo, como se nos pretende hacer creer, de producir bienes útiles y agradables para todos; tiene el objetivo de producir unas mercancías. Independientemente de su empleo útil, inútil o contaminante, las mercancías no tienen otra función que la de mantener el beneficio y el poder de la clase dominante. En dicho sistema, todo el mundo trabaja por nada y cada día adquiere mayor conciencia de ello.
  • c) Al acumular y renovar las mercancías, el trabajo forzado aumenta el poder de los patronos, de los burócratas, de los jefes, de los ideólogos. Se convierte así en un objeto repulsivo para los trabajadores. Todo paro es una manera de volver a ser nosotros mismos y un desafío para quienes nos lo impiden.
  • d) El trabajo forzado produce únicamente mercancías. Toda mercancía es inseparable de la mentira que la representa. Así pues, el trabajo forzado produce mentiras, produce un mundo de falsas representaciones, un mundo al revés en el que la imagen sustituye a la realidad. En este sistema espectacular y mercantil, el trabajo forzado produce sobre sí mismo dos mentiras importantes:
    • la primera es que el trabajo es útil y necesario, y que a todos nos interesa trabajar;
    • la segunda mentira es hacer creer que los trabajadores son incapaces de emanciparse del trabajo y de la condición asalariada, que no pueden edificar una sociedad radicalmente nueva, basada en la creación colectiva y atractiva, y en la autogestión generalizada.
En realidad, ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad en la que la conclusión del trabajo forzado deje espacio a una creatividad colectiva regulada por los deseos de cada cual, y a la distribución gratuita de los bienes necesarios para la construcción de la vida cotidiana. El final del trabajo forzado significa el final del sistema en el que reinan el beneficio, el poder jerarquizado, la mentira general. Significa el final del sistema espectacular-mercantil e inicia un cambio global de todas las preocupaciones. La búsqueda de la armonía de las pasiones, finalmente liberadas y reconocidas, suceder a la carrera tras el dinero y las migajas de poder. (Ver III, 59 a 74.)
3. ¿Te ha sucedido sentir fuera del lugar de trabajo la misma repugnancia y el mismo cansancio que en la fábrica?
En tal caso has entendido que:
  • a) La fábrica está en todas partes. Es la mañana, el tren, el coche, el paisaje destruido, la máquina, los jefes, la casa, los diarios, la familia, el sindicato, la calle, las compras, las imágenes, la paga, la televisión, el lenguaje, las vacaciones, la escuela, los trabajos caseros, el aburrimiento, la cárcel, el hospital, la noche. Es el tiempo y el espacio de la supervivencia cotidiana. Es la costumbre de los gestos repetidos, de las pasiones rechazadas y vividas por delegación, por imágenes interpuestas.
  • b) Toda actividad reducida a la supervivencia es un trabajo forzado; todo trabajo forzado transforma el producto y el productor en objeto de supervivencia, en mercancía.
  • c) El rechazo de la fábrica universal está en todas partes puesto que el sabotaje y la desviación se extienden por doquier en los proletarios y les permiten seguir sintiendo placer en pasear, en hacer el amor, en encontrarse, en charlar, en beber, en comer, en soñar, en preparar la revolución de la vida cotidiana sin descuidar lo más mínimo los placeres que todavía no están totalmente alienados.
En realidad, ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad en la que las pasiones lo sean todo, el aburrimiento y el trabajo nada. Sobrevivir nos ha impedido hasta ahora vivir; ahora se trata de poner el mundo al revés; de apoyarse en los momentos auténticos, condenados a la clandestinidad y a la falsificación en el sistema espectacular-mercantil: los momentos de dicha real, de placer sin reservas, de pasión. (Ver III, 47 a 58.)
4. ¿Ya has tenido la intención de servirte de tu máquina para fabricar un objeto que puedas utilizar fuera de la fábrica?
En tal caso has entendido que:
  • a) La máquina produce unos efectos opuestos según que sea utilizada en beneficio de un patrón o del Estado, o según que sea utilizada por el trabajador para su beneficio inmediato.
  • b) El principio de la desviación consiste en dirigir contra el enemigo las técnicas y las armas que utilizan contra nosotros.
  • c) Lo contrario del trabajo forzado es la creación individual y colectiva. Los proletarios aspiran a crear sus propias condiciones de vida para dejar de ser proletarios. A excepción de unos pocos momentos revolucionarios, esta creatividad ha permanecido hasta ahora clandestina (uso de las máquinas, bricolage, experimentación, búsqueda de pasiones y de sensaciones nuevas).
  • d) La pasión de la creatividad quiere ser total. Como destrucción del sistema mercantil y como construcción de la vida cotidiana, es la pasión que contiene a todas las demás. La desviación de las técnicas en favor de la creación hecha por todos es, por consiguiente, la única manera de acabar con el trabajo y las separaciones que crea por doquier (manual-intelectual, trabajo-ocio, teoría-práctica, individuo-sociedad, ser-aparentar...)
En realidad, ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad en la que los almacenes, los centros de distribución, las fábricas, las técnicas pertenezcan a las asambleas de huelga, y después al conjunto de individuos agrupados en asambleas de autogestión. (Ver III, 1 a 20)
5. ¿Te ha sucedido el sabotear voluntariamente unas piezas en fabricación o ya almacenadas?
En caso afirmativo has entendido que:
  • a) La lucha de los obreros contra la mercancía es el auténtico punto de partida de la revolución. Evidencia claramente cómo el placer de ser uno mismo y de gozar de todo pasa por el placer de destruir de manera total lo que nos destruye cada día.
  • b) La mercancía es el corazón de un mundo sin corazón; es la fuerza y la debilidad del poder jerarquizado, del Estado y de su burocracia. La libertad y la felicidad individuales de todos no sólo exigen que se le asesten golpes sino fundamentalmente su aniquilación definitiva y total (por ejemplo, el mero sabotaje de las mercancías no basta puesto que el deterioro prematuro de los productos lanzados al mercado ayuda a fin de cuentas al capitalismo privado y al capitalismo de Estado - URSS, Cuba, China...- a acelerar la renovación de las compras y la renovación de las ideologías; mejora de este modo la acumulación de la mercancía y la acumulación de sus representaciones y de las actitudes sociales que impone).
  • c) En la medida en que el sabotaje es una manera de atrabancar el trabajo, tiene el valor de ahorrar energía y de estimular a dejar de trabajar.
  • d) Por insuficiente que sea, el sabotaje de los productos acabados es una reacción sana. Traduce el desprecio del obrero por la mercancía y por el rol de obrero, es decir, por la actitud que acompaña las ideas de trabajo necesario, de trabajo bien hecho y demás estupideces, que la sociedad dominante le impone.
  • e) El rechazo del rol del obrero corre paralelo con el rechazo del trabajo y de la mercancía. Tiene todas las posibilidades de extenderse al rechazo de todos los roles, de todos los comportamientos que nos llevan a actuar no en función de nuestros deseos y nuestras pasiones sino en función de imágenes, buenas o malas, que nos son impuestas y que son la mentira a través de la cual se presenta la mercancía. Calcula lo que queda de ti cuando acumulas durante el día los roles de padre de familia, de esposo, de obrero, de automovilista, de militante, de telespectador, de consumidor...
En realidad, ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad en la que las separaciones desaparecen a medida que desaparece el trabajo; en la que cada uno de nosotros pueda ser al fin totalmente auténtico porque deja de producir la mercancía y su mentira (el mundo al revés en el que los reflejos son más importantes que lo auténtico). (Ver III, 69, 90).
6. Mientras saboreas la producción, ¿sientes el deseo de divertirte en sabotear las redes represivas (aparato burocrático, policía, mandos intermedios, información, urbanismo?
En tal caso, has entendido que:
  • a) El sistema mercantil está perfectamente dotado para recuperar en su propio provecho el sabotaje parcial de la mercancía. El sabotaje limitado al sabotaje de los productos no destruye el sistema mercantil pues la mala cantidad obtenida se limita a aumentar el deterioro prematuro ya previsto por los patronos para provocar la renovación acelerada de las compras. Además, el sabotaje, como acto terrorista, renueva el stock de imágenes del espectáculo aportando a él las indispensables imágenes negativas (el odioso-saboteador, el horrible-incendiario-de almacenes...).
  • b) Lo que permite la transformación de un producto en mercancía y la extensión del proceso mercantil a todas las actividades sociales, es el trabajo forzado y las fuerzas que lo protegen, y lo mantienen: el Estado, los sindicatos, los partidos, la burocracia, el espectáculo, es decir, el conjunto de las representaciones al servicio de la mercancía y mercancías ellas mismas (ideologías, cultura, roles, lenguaje dominante).
  • c) La destrucción de la mercancía por la liquidación del trabajo forzado es inseparable, por tanto, de la liquidación del Estado, de la jerarquía, de la obligación, de la incitación al sacrificio, de la mentira y de quienes organizan el sistema de la mercancía generalizada. Si no ataca al mismo tiempo la producción de la mercancía y lo que la protege, el sabotaje no pasa de parcial e inoperante; se convierte en terrorismo, que es la desesperación de la revolución y la fatalidad autodestructora de la sociedad de la supervivencia.
  • d) Todo lo que no puede ser desviado en favor de los revolucionarios debe ser destruido por el sabotaje. Todo lo que dificulta la desviación debe ser destruido.
En realidad, ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad en la que el Estado y cualquier forma de poder jerarquizado habrán desaparecido, sustituidos por unas asambleas de autogestión que dispondrán de las fuerzas productivas y de los bienes a distribuir gratuitamente, y que acabarán con todo peligro de reconstruir el sistema mercantil. (Ver III, 27 a 39)
7. ¿Ya has sentido el deseo de dejar de leer periódicos y de romper tu televisor?
En tal caso, has entendido que:
  • a) Los diarios, la radio, la televisión son los vehículos más groseros de la mentira. No solamente nos alejan de los auténticos problemas - del "¿cómo vivir mejor?" que se plantea concretamente cada día -, sino que además nos empujan a identificarnos con unas imágenes prefabricadas, a situarnos de manera abstracta en el lugar de un jefe de Estado, de una vedette, de un asesino, de una víctima, en suma, a reaccionar como si fuéramos otro. Las imágenes que nos dominan es el triunfo de lo que no somos y de lo que nos expulsa de nosotros mismos; de lo que nos convierte en objetos a clasificar, etiquetar, jerarquizar, según el sistema d ella mercancía generalizada.
  • b) Existe un lenguaje al servicio del poder jerarquizado. No está solamente en la información, la publicidad, las ideas preconcebidas, las costumbres, los gestos condicionados sino también en todo lenguaje que no prepare la revolución de la vida cotidiana, en todo lenguaje que no esté al servicio de nuestros placeres.
  • c) El sistema mercantil impone sus representaciones, sus imágenes, su sentido, su lenguaje cada vez que se trabaja para él, es decir, la mayor parte del tiempo. Este conjunto de ideas, de imágenes, de identificaciones, de conductas determinadas por la necesidad de acumulación y de renovación de la mercancía constituye el ESPECTÁCULO en el que cada uno de nosotros desempeña el papel de lo que no vive realmente y vive falsamente lo que no es. Ello se debe a que el rol es una mercancía viviente y la supervivencia un malestar interminable.
  • d) El espectáculo (ideologías, cultura, arte, roles, imágenes, representaciones, palabras-mercancías) es el conjunto de las conductas sociales por las que los hombres entran en sistema mercantil, participan en él en contra de sí mismos convirtiéndose en objetos de supervivencia - mercancías -, renunciando al placer de vivir realmente para sí mismos y de construir libremente su vida cotidiana.
  • e) Sobrevivimos en un conjunto de imágenes a las que nos sentimos obligados a identificarnos. Cada vez actuamos menos por nosotros mismos y cada vez más en función de abstracciones que nos dirigen según las leyes del sistema mercantil (beneficio y poder).
  • f) Carece de gran importancia que los roles o las ideologías puedan ser favorables u hostiles al sistema dominante puesto que permanecen dentro del espectáculo, del sistema dominante. Sólo lo que destruye la mercancía y su espectáculo es revolucionario.
En realidad, ya está harto de la mentira organizada, de la realidad al revés, de las muecas que imitan la vida auténtica y acaban de empobrecerla. Ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad en la que el derecho de comunicación real pertenezca a todos, en la que cada uno de nosotros pueda dar a conocer lo que le interesa gracias a la libre disposición de las técnicas (imprentas, telecomunicaciones), en la que la construcción de una vida apasionante liquide la necesidad de desempeñar un rol y de conceder más importancia a la apariencia que a la auténtica vida. (Ver III, 40 a 46.)
8. ¿Te sucede que sientas la desagradable sensación de que al margen de escasos momentos no te perteneces y te conviertes en extraño a ti mismo?
En tal caso, has entendido que:
  • a) A través de cada uno de nuestros gestos - mecanizados, repetidos, separados entre sí - el tiempo se desmigaja y, pedazo a pedazo, nos saca de nosotros mismos. Y estos tiempos muertos se reproducen y se acumulan al trabajar y al hacernos trabajar para la reproducción y la acumulación de mercancías.
  • b) En la actualidad, el envejecimiento no es otra cosa que el aumento de los tiempos muertos, del tiempo en que la vida se pierde. Es por dicho motivo que ya no hay jóvenes ni viejos sino unos individuos más o menos vivos. Nuestros enemigos son quienes creen y hacen creer que el cambio global es imposible, son los muertos que nos gobiernan y los muertos que se dejan gobernar.
  • c) Trabajamos, comemos, leemos, dormimos, consumimos, tomamos vacaciones, absorbemos cultura, recibimos cuidados, y de este modo sobrevivimos como plantas de interior. Sobrevivimos contra todo lo que nos incita a vivir. Sobrevivimos para un sistema totalitario e inhumano - una religión de cosas y de imágenes - que nos recupera prácticamente en toda ocasión y lugar para aumentar los beneficios y los poderes desmigajados de la clase burocrático-burguesa.
  • d) Nos limitaríamos a ser lo que permite el sistema mercantil si en ocasiones no volviéramos a ser bruscamente nosotros mismos, si no nos sintiéramos invadidos del deseo de vivir apasionadamente. En lugar de ser vividos por delegación, por imágenes interpuestas, los momentos auténticamente vividos y el placer sin reservas, aliados al rechazo de lo que lo obstaculiza o lo falsifica, son otros tantos golpes asestados al sistema espectacular-mercantil. Basta con darles mayor coherencia para extenderlos, multiplicarlos y reforzarlos.
  • e) Al crear apasionadamente las condiciones favorables al desarrollo de las pasiones, queremos destruir lo que nos destruye. La revolución es la pasión que permite todas las demás. Pasión sin revolución sólo es ruina del placer.
En realidad, ya estás harto de moverte entre tiempos muertos y obligaciones. Y ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad cuya base ya no será la carrera tras el beneficio y el poder sino la búsqueda y la armonización de las pasiones a vivir (ver III, 75 a 92).
9. ¿Ya has sentido el deseo de prender fuego a una fábrica de distribución (supermercado, gran almacén, depósito)?
En tal caso, has entendido que:
  • a) La auténtica contaminación es la contaminación por la mercancía universalizada, extendida a todos los aspectos de la vida. Cada mercancía expuesta en un supermercado es el cínico elogio de la opresión salarial, de la mentira que hace vender, del intercambio, del jefe y del policía que sirven para protegerlas.
  • b) La exposición de las mercancías es un momento de la supervivencia y la glorificación de su miseria: elogio de la vida perdida en horas de trabajo forzado; de los sacrificios consentidos para comprar mierda (alimentos adulterados, gadgets, coches-ataúdes, jaulas habitables, objetos concebidos para descuajaringarse...); de las inhibiciones; de los placeres-angustia; de las imágenes grotescas propuestas a cambio de una ausencia de vida auténtica y compradas a modo de compensación.
  • c) El incendio de un gran almacén sólo es un acto terrorista. En efecto, puesto que la mercancía está concebida para destruirse por sí misma y ser sustituida, el incendio no destruye el sistema mercantil sino que participa en él añadiéndole un exceso de brutalidad. Ahora bien, no se trata de que la mercancía nos destruya destruyéndose a sí misma. Es preciso destruirla totalmente para construir la autogestión generalizada.
En realidad, ya estás harto de los decorados del tedio y del voyeurisme; de un mundo en el que lo que se ve impide vivir y en el que lo que impide vivir se presenta como caricatura abstracta de la vida. Y ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad en la que el final de la mercancía reside en la libre disposición de los productos creados por el final del trabajo forzado. Contra el trabajo que impide la abundancia y produce únicamente su reflejo falaz, queremos la abundancia que invita a la creatividad y a las pasiones.
10. ¿Ya has sentido el deseo de llevarte de la fábrica o del almacén tal o cual objeto, por el simple motivo de que has participado en su producción o por el motivo, aún mejor, de que lo necesitas o lo deseas?
En tal caso, has entendido que:
  • a) Recuperar el propio bien no es robar. Los únicos ladrones son los servidores del sistema mercantil y los ejecutivos del Estado: patronos, burócratas, policías, magistrados, sociólogos, urbanistas, ideólogos. Y como tardamos en condenarles prácticamente a la desaparición siguen atreviéndose a condenar legalmente a un obrero que se apodera en una fábrica o en un almacén de algo que necesita.
  • b) Un producto industrial o agrícola sólo tiene interés si sirve libremente a las satisfacciones de cada uno de nosotros. Es un crimen contra el derechos al goce convertirlo en mercancía, en elemento de intercambio y de espectáculo.
  • c) La condición necesaria para que un objeto sustraído al sistema mercantil no vuelva a él es, evidentemente, que no sea revendido, ni apropiado a título privado, ni intercambiado por una cantidad de dinero o de poder (robar para jugar al jefe de banda, para desempeñar un rol, sigue siendo reproducir el proceso espectacular-mercantil, esté o no tolerado por el estado).
  • d) La condición para que un objeto, o una actitud, no sea recuperada por el sistema mercantil es emplearlo contra él, dirigirlo contra la mercancía entendida en su propio movimiento (el movimiento que transforma un producto en mercancía corre del objeto concreto a su representación abstracta, y su representación abstracta aparece a su vez concretada en diversos condicionamientos de actitudes sociales - los roles).
  • e) La destrucción completa de la mercancía sólo puede conseguirse mediante la desviación colectiva de los bienes industriales y agrícolas en favor de la autogestión generalizada y por la autogestión generalizada.
En realidad, estás harto de someterte al dinero y a los roles para obtener a cambio los bienes necesarios para una apariencia de vida. Ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad en la que la gratuidad y el don sean las únicas relaciones sociales posibles (Ver III, 54, 55, 56).
11. ¿Ya has participado en el saqueo de una fábrica de distribución (supermercado, grandes almacenes, discount)?
En tal caso, has entendido que:
  • a) La recuperación individual de los bienes robados por el estado y por la patronal recae en el sistema mercantil si no se transforma en una acción colectiva y en una liquidación total del sistema (por simpático que resulte el gesto, no basta con retomar los bienes, es necesario retomar también el tiempo y el espacio robados).
  • b) El saqueo es una reacción normal a la provocación mercantil (recuerda las inscripciones "oferta gratuita", "libre-servicio", etc.). Al igual que el incendio llamado criminal, no es más que uno de los avatares del sistema. De la misma manera que el sistema mercantil se aviene a un cierto porcentaje de hurtos en los grandes almacenes y las fábricas, también se avendrá a un cierto porcentaje de saqueos, y calculará su autorregulación en función de estos "accidentes" previsibles y programables. El hecho es tan evidente que un representante de la ley, el juez Kinnard, juez único del tribunal correccional de Lieja se negó, el 12 de septiembre de 1973, a castigar penalmente unos hurtos en grandes almacenes, con los notables considerandos siguientes: "Los hurtos en los almacenes organizados en libre-servicio son la consecuencia ineluctable y, por añadidura, prevista en las cargas de explotación de este tipo de comercio en el que la publicidad escandalosa y las múltiples tentaciones científicamente exhibidas constituyen para los consumidores una provocación a comprar muy superior bien a sus necesidades bien a sus posibilidades adquisitivas. Dichos hurtos no denotan generalmente en la mente de su autor una mentalidad o una actitud digna de ser sancionada penalmente". Sentencia que, sin duda, creará jurisprudencia..
  • c) Si, en el saqueo, cada cual se apropia los bienes como si fueran su propiedad privada, la mercancía reaparece y el sistema se renueva (en tal caso, es mejor destruirlo todo: al menos se asegura la desaparición de un 90 % de mierdas).
  • d) Sin la conciencia de la autogestión generalizada, el saqueo no es, en el mejor de los casos, más que un modo de distribución incoherente. Es un acto separado de las condiciones revolucionarias en las que la colectividad, que crea los bienes, los distribuye directamente a sus miembros. A partir de ahí, y al desembocar en la escasez y en la falta de productos útiles, corre el peligro de engendrar la confusión en las mentes y de provocar un retorno a los mecanismos de la distribución mercantil.
En realidad, ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad en la que la producción no asalariada y la distribución gratuita de los bienes estén facilitadas por la supresión d ella propiedad y el reagrupamiento de los productores en asambleas de autogestión. Ahí es donde la voluntad de cada cual se manifiesta por la voz de los delegados controlados y revocables a cada instante. Estos delegados establecen el balance de los bienes disponibles y armonizan las ofertas de creación productivas y las demandas individuales, de manera que la abundancia se instale de manera progresiva e irreversible (Ver III, 1 a 10).
12. Llegado el caso, ¿tienes la intención de partirle la cara a tu jefe o cualquiera que te trata de subordinado?
En caso afirmativo, has entendido que:
  • a) Convertirse en jefe es dejar de ser humano. El jefe es el embalador, y el embalaje de la mercancía. Fuera del sistema mercantil carece de uso. Al igual que las mercancías, se reproduce y se acumula; se mide en cantidad de poder, de arriba a abajo de la jerarquía. Y su poder procede del poder que el espectáculo ejerce como voluntad económica y como representación social en la mayor parte de la vida cotidiana.
  • b) Cuanto más se desmigaja y extiende por todas partes el poder, más se refuerza y debilita. Cuanto más jefes hay, más impotentes son. Cuanto más impotentes son, más gira en el vacío la máquina burocrática, más impone a todos la apariencia de su omnipotencia, y más aprenden las personas a rechazar globalmente la servidumbre.
  • c) En todas partes donde hay autoridad, hay sacrificio, y viceversa. El jefe y el militante son el mismo escollo de la revolución, el punto en el que se invierte y se convierte en lo contrario de la emancipación.
  • d) El acto terrorista que consiste en liquidar, codo contra codo, del mismo tiro, burócrata y patrono no modifica en nada las estructuras y no hace más que acelerar la renovación de los cuadros dirigentes. Para liquidar el Estado y las organizaciones jerarquizadas, que tarde o temprano lo reproducirán, hay que aniquilar el sistema mercantil.
  • e) El Estado es el regulador, el centro nervioso y la red protectora de la mercancía. Se esfuerza en equilibrar las contradicciones económicas, en ordenar políticamente el trabajo social en derechos y deberes del ciudadano, en organizar el bombo ideológico y los mecanismos represivos que transforman a cada individuo en servidor del sistema mercantil.
  • f) La colusión del Estado y de la mercancía puede apreciarse a primera vista por la rapidez de intervención de la policía (y de las milicias patronales y sindicales) tan pronto como estalla una huelga salvaje.
En realidad, ya estás luchando por una sociedad sin obligaciones ni sacrificios, en la que cada cual sea su propio amo, y viva en tales condiciones que jamás tenga que tratar a otro hombre como esclavo; una sociedad sin clases, en la que el poder delegado a los consejos se ejerza bajo la mirada permanente y por la voluntad de cada individuo en concreto. (Ver III, 28, 29).
13. ¿Te alegras de pensar que llegará un día en que se podrá tratar como seres humanos a los policías que no haya sido necesario eliminar de antemano?
En tal caso, has entendido que:
  • a) El policía es el perro guardián del sistema mercantil. Allí donde la mentira de la mercancía no basta para imponer el orden, surge el policía cubierto con un casco del muslo de la clase o de la casta burocrática dominantes.
  • b) Sin hablar del desprecio que siente hacia sí mismo, el policía es despreciado como asesino a sueldo, como lacayo de todos los regímenes, como esclavo profesional, como mercancía de represión, como cláusula represiva del contrato económico-social impuesto por el estado a los ciudadanos.
  • c) En todas partes donde hay Estado, hay policía. En todas partes donde hay policías - comenzando por el servicio de orden de las manifestaciones contestatarias - está el Estado o sus inicios.
  • d) Toda jerarquía es policíaca.
  • e) Matar a un policía es un pasatiempo para candidatos al suicidio. Sólo debe hacerse en la autodefensa, en el movimiento general de liquidación de todo poder jerárquico.
  • f) La felicidad sólo es posible allí donde el estado ha dejado de existir; donde ninguna condición de jerarquización prepara su regreso.
En realidad, estás harto del control y d ella opresión, del policía que te recuerda que no eres nada y que el estado lo es todo, del sistema que crea las condiciones del crimen ilegal y legaliza el crimen de los magistrados que lo reprimen. Ya estás luchando por una armonización de los intereses personales (por la desaparición de los intereses económicos y espectaculares) y por la organización de las relaciones entre individuos mediante la abundancia de los encuentros y la libre difusión de los deseos (Ver III, 11 a 18).
14. ¿Ya has sentido el deseo de estampar la hoja de salario en la cabeza del cajero?
En tal caso, has entendido que:
  • a) La condición asalariada reduce al individuo a un volumen de negocios. Desde el punto de vista capitalista, el asalariado no es un hombre, sino un índice en el coste de producción y una cierta tasa de compra en el consumo.
  • b) La condición asalariada es la base de la explotación global de manera tan clara como el trabajo alienado y la producción de mercancías son la base del sistema espectacular-mercantil. Mejorarla equivale a mejorar la explotación del proletariado por la clase burocrático-burguesa. Sólo cabe suprimirla.
  • c) La condición asalariada exige el sacrificio de más de ocho horas de vida por ocho horas de trabajo, a cambio de una cantidad de dinero que sólo cubre una minúscula parte del trabajo ofrecido, constituyendo el resto el beneficio del patrono. Y esta cantidad debe ser intercambiada a su vez por productos contaminados y adulterados, por electrodomésticos pagados diez veces su precio, por gadgets alienantes (el coche que permite trabajar, consumir, contaminar, destruir el paisaje, ganar tiempo vacío y matarse); sin contar los tributos al Estado, a los especialistas, a las rackets sindicales..
  • d) Es falso creer que las reivindicaciones salariales pueden poner en peligro el capitalismo privado o de Estado: la patronal sólo concede a los obreros el aumento que necesitan los sindicatos para demostrar que sigues sirviendo de algo; y los sindicatos sólo exigen de la patronal (que dispone, además, del aumento de los precios en el consumo) unas cantidades que no pongan en peligro un sistema del que son los beneficiarios secundarios.
En realidad, estás harto de vivir la mayor parte de tu tiempo en función del dinero, de estar reducido a la dictadura de lo económico, de sobrevivir sin tener el tiempo necesario para vivir apasionadamente. Ya estás luchando, conscientemente o no, por una distribución de los bienes útiles que ya no deba nada a la carrera tras el beneficio y que responda a las necesidades reales de las personas (Ver III, 31, 34, 35, 40, 51, 52).
15. ¿Has escupido sobre un cura que pasa? ¿Has tenido ganas de prender fuego a una iglesia, un templo, una mezquita, una sinagoga?
En caso afirmativo, has entendido que:
  • a) La religión es el opio de la criatura oprimida.
  • b) Toda religión invoca el sacrificio, todo lo que invoca el sacrificio es religioso (los militantes, por ejemplo).
  • c) La religión es el modelo universal de la mentira, la inversión de lo real en favor de un mundo mítico, que, una vez desacralizado, se convertirá en el espectáculo de la vida cotidiana.
  • d) El sistema mercantil desacraliza; destruye el espíritu religioso y ridiculiza sus gadgets (papa, corán, biblia, crucifijo...) pero, al mismo tiempo, lo conserva como una incitación permanente a preferir la apariencia a lo real, el sufrimiento al placer, el espectáculo a lo vivido, la sumisión a la libertad, el sistema dominante a las pasiones. El espectáculo es la religión nueva y la cultura es su espíritu crítico.
  • e) Los símbolos religiosos demuestran la permanencia del desprecio que los regímenes jerárquicos de todos los tiempos han sentido por los hombres. Por tomar únicamente un ejemplo, Cristo...
En primera fila de las sucursales de productos divinos, las Iglesias cristianas han adoptado bajo la presión del proceso mercantil una exhibición contorsionista que sólo concluirá con la desaparición total de la marca de fábrica publicitaria, el camaleón Jesús. Hijo de Dios, hijo de puta, hijo de virgen, fabricante de milagros y de panecillos, pederasta y puritano, militante y miembro del servicio de orden, acusador y acusado, peón y astronauta, no hay ningún papel que no esté al alcance del sorprendente títere. Se le ha visto de mercader de desgracias, de viajante de gracias, de sans-culotte, de socialista, de fascista, de antifascista, de staliniano, de barbudo, de reichiano, de anarquista. Ha estado bajo todas las enseñas, bajo todas las banderas, con todos los autodesprecios, a ambos lados del juego, junto a la mayoría de las ejecuciones capitales, donde aguanta tanto la mano del verdugo como la del condenado. Tiene su lugar en las comisarías, las cárceles, las escuelas, los burdeles, los cuarteles, los grandes almacenes, las áreas guerrilleras. Ha servido de pendiente, de poste indicador, de espantapájaros para mantener a los muertos en paz y a los vivos de rodillas, de tortura y de régimen adelgazador; servirá de consolador cuando los mercaderes de santos prepucios hayan rehabilitado comercialmente el pecado. Pobre Mahoma, pobre Buda, pobre Confucio, tristes representantes de firmas competidoras y sin imaginación ni dinamismo, Jesús vence en todos los frentes. Jesucristo super-droga y super-star: todas las imágenes del vendido a dios en promoción-venta de dios.
La piel del testículo del abuelo anónimo pinchada por tres alfileres y montada en amuleto es el símbolo más perfecto del hombre como mercancía universal.
En realidad, ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad en la que habrá desaparecido la organización del sufrimiento y de sus compensaciones, en la que al ser cada cual su propio dueño la idea de dios carecerá de sentido, en la que sobre todo los problemas de la vida auténtica y de las pasiones a satisfacer dominarán definitivamente sobre los problemas de la vida al revés y de las pasiones a rechazar (Ver III, 75 a 92).
16. ¿Estás horrorizado por la destrucción sistemática del campo y del paisaje urbano?
En tal caso, entiendes que:
  • a) El urbanismo es la apropiación del territorio por el sistema mercantil y sus policías.
  • b) La miseria del decorado espectacular es el decorado de la miseria general.
  • c) Urbanista = sociólogo = ideólogo = policía.
  • d) Para el sistema dominante, ya no hay paisaje, ni naturaleza, ni calle para pasear sino rentabilidad del metro cuadrado; plusvalía del prestigio para el mantenimiento de un marco de verde, de árboles o de rocas; expulsiones y reagrupaciones jerarquizadas de la población; rastreos policiales de los barrios populares; hábitat estudiado para obligar al aburrimiento y la pasividad.
  • e) El poder ya no intenta ni siquiera disimular el hecho de que la ordenación del territorio está principal y directamente concebida en función de una próxima guerra civil; las carreteras están reforzadas en previsión del paso de los tanques; las torres y los conjuntos recientemente construidos abrigan unas cámaras que transmiten a la jefatura de policía, a lo largo de veinticuatro horas del día, una visión panorámica de las calles; en los edificios modernos, están previstas unas "cámaras de tiro" para uso de los tiradores de élite de la policía.
  • f) La mirada que el sistema dominante dirige sobre todo convierte todo en mercancía. La ideología es el ojo artificial del poder, el que permite ver en vida lo que ya está muerto, lo que ya está convertido en mercancía.
En realidad, ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad en la que tu voluntad de escapar al urbanismo y a las ideologías se traducirá por la libertad de organizar de acuerdo con tus pasiones el espacio y el tiempo de tu vida cotidiana, de construir tus propios lugares de habitación, de practicar el nomadismo, de hacer las ciudades apasionantes y lúdicas. (Ver III, 93 a 98).
17. ¿Sientes el deseo de hacer el amor - no por rutina sino apasionadamente - con tu pareja, con el primer o la primera recién llegado/a, con tu hija, con tus padres, con tus amigos y amigas, con tus hermanos y hermanas?
En tal caso, has entendido que:
  • a) Es necesario acabar con las reservas impuestas al amor, trátese de tabú, conveniencias, apropiación, obligación, celos, libertinaje, violación, de todas las formas de intercambio que, del escandinavismo a la prostitución, convierten el arte de amar en relaciones entre cosas.
  • b) Estás harto del placer mezclado de angustia; del amor vivido de manera incompleta, deformada o inauténtica; de hacer el amor por delegación e imágenes interpuestas; de la fornicación melancólica; de los orgasmos débiles; de las relaciones higiénicas; de las pasiones obstruidas, rechazadas y que emplean en destruirse la energía que emplearían en realizarse en una sociedad que favoreciera su armonización.
  • c) Todo el mundo busca, confiéselo o no, el amor-pasión múltiple y unitario. Queremos crear socialmente las condiciones históricas de una permanente aventura pasional, de un goce sin más límite que el agotamiento de las posibilidades, de un juego en que el placer y el disgusto redescubrirán su positividad (por ejemplo, en el nacimiento y en el final de una relación amorosa libre).
  • d) El amor es inseparable de la realización individual, de la comunicación entre los individuos (de las posibilidades de los encuentros), de la participación auténtica y pasional en un proyecto común. Es inseparable de la lucha por la autogestión generalizada.
  • e) No hay placer que no descubra su sentido en la lucha revolucionaria; y, de igual manera, la revolución no tiene otro objetivo que el de realizar todos sus placeres en su libre desarrollo.
En realidad, ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad que dispondrá del máximo de posibilidades para multiplicar las reagrupaciones libres y mudables entre personas atraídas por las mismas actividades y los mismos placeres; en la que las atracciones basadas en el gusto d ella variedad, del entusiasmo, de los juegos tendrán tan en cuenta los acuerdos como los desacuerdos y las diferencias (Ver III, 75 a 92).
18. ¿Te has sentido alguna vez a disgusto en tu cuerpo siempre que las circunstancias dominantes te obligan a desempeñar un rol?
En tal caso, has entendido que:
  • a) Sólo existe placer total en convertirse en lo que uno es, en realizarse como hombre de deseos y de pasiones.
  • b) Estás harto del placer mezclado de angustia; del amor vivido de manera incompleta, deformada o inauténtica; de hacer el amor por delegación e imágenes interpuestas; de la fornicación melancólica; de los orgasmos débiles; de las relaciones higiénicas; de las pasiones obstruidas, rechazadas y que emplean en destruirse la energía que emplearían en realizarse en una sociedad que favoreciera su armonización.
  • c) Todo el mundo busca, confiéselo o no, el amor-pasión múltiple y unitario. Queremos crear socialmente las condiciones históricas de una permanente aventura pasional, de un goce sin más límite que el agotamiento de las posibilidades, de un juego en que el placer y el disgusto redescubrirán su positividad (por ejemplo, en el nacimiento y en el final de una relación amorosa libre).
  • d) El amor es inseparable de la realización individual, de la comunicación entre los individuos (de las posibilidades de los encuentros), de la participación auténtica y pasional en un proyecto común. Es inseparable de la lucha por la autogestión generalizada.
  • e) No hay placer que no descubra su sentido en la lucha revolucionaria; y, de igual manera, la revolución no tiene otro objetivo que el de realizar todos sus placeres en su libre desarrollo.
En realidad, ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad que dispondrá del máximo de posibilidades para multiplicar las reagrupaciones libres y mudables entre personas atraídas por las mismas actividades y los mismos placeres; en la que las atracciones basadas en el gusto d ella variedad, del entusiasmo, de los juegos tendrán tan en cuenta los acuerdos como los desacuerdos y las diferencias (Ver III, 75 a 92).
19. ¿Sientes una instintiva desconfianza hacia lo que es intelectual y lleva a la intelectualización?
En tal caso, has entendido que:
  • a) Junto a la función manual, la función intelectual es el resultado de la división del trabajo. La función intelectual es una función del amo, la función manual una función del esclavo. Ambas son igualmente despreciables y las aboliremos al abolir la división del trabajo y la sociedad de clases.
  • b) En la lucha de la burguesía revolucionaria contra la clase feudal y el espíritu religioso, la cultura ha sido un arma de liberación parcial, un arma de desmitificación. Cuando la burguesía se ha convertido, a su vez, en una clase dominante, la cultura ha conservado durante un tiempo su forma revolucionaria. Intelectuales como Fourier, Marx, Bakunin han extraído de las reivindicaciones proletarias, expresadas en las huelgas y en los disturbios, una teoría radical que, asumida conscientemente y practicada por los obreros, habría podido liquidar rápidamente la burguesía. .
  • c) Por el contrario, los intelectuales especializados del proletariado - intelectuales obreristas y obreros intelectualizados - al jugar a los tribunos, a los hombres políticos, a los guías de la clase obrera, han convertido la teoría radical en ideología, es decir, en mentira, en ideas al servicio de los amos. El socialismo y las variantes del jacobinismo (blanquismo, bolchevismo...) han sido el movimiento que anuncia la dictadura burocrática sobre el proletariado, tal como aparece en todos los partidos llamados obreros, los sindicatos y las organizaciones izquierdista.
  • d) Los intelectuales son el ejército de reserva de la burocracia, trátese de intelectuales obreristas o de obreros intelectualizados.
  • Actualmente la cultura es la forma de integración intelectual en el espectáculo, la marca de garantía que hace vender todas las mercancías, la iniciación al mundo invertido de la mercancía. Bajo pretexto de la necesidad de instruirse, la cultura recupera la necesidad de conocimiento práctico y la convierte en saber separado; impone una plusvalía de saber abstracto, una compensación al vacío d ella existencia cotidiana, una promoción en la burocracia de los especialistas. Puesto que es un saber que no aspira a ninguna utilización, acaba siempre por servir al sistema espectacular-mercantil.
  • f) En especial, el supuesto saber económico es un engaño burocrático-burgués. Sólo tiene un sentido, ¡y aún!, en la organización capitalista de la economía. Una vez abolida ésta, cualquier obrero está más preparado para organizar la nueva producción que el más sabio de los economistas. (Sin llegar a superar el nivel del reformismo, los trabajadores de Lip han demostrado que eran capaces de hacer funcionar la fábrica y prescindir de los cuadros.)
  • g) El rechazo de la intelectualización no tiene sentido fuera de la lucha por la liquidación de la división del trabajo, de la jerarquía y del Estado.
  • h) Los intelectuales obreristas son una pandilla de idiotas y de cerdos. En tanto que intelectuales, aceptan, de manera vergonzante o no, el mantenimiento de una misión dirigente. Bajo el rol y la función de obrero, perpetúan el engaño del rol y una función de esclavo que todos los obreros rechazan. Al elegir trabajar en las fábricas mientras que los obreros están obligados a hacerlo y sólo esperan el momento de liberarse definitivamente del trabajo, son ridículos y contrarrevolucionarios (pues el llamamiento al sacrificio es siempre contrarrevolucionario):
  • i) Los obreros que están orgullosos de serlo son unos idiotas serviles. Los obreros intelectuales son tan cerdos como cualquier candidato dirigente, que apunta sobre el servilismo de los "buenos obreros".
  • j) La teoría radical, surgida de las luchas de emancipación del proletariado, pertenece actualmente, bajo su forma más clara y más simple, a quienes son capaces de practicarla, a los obreros revolucionarios, es decir a todos los proletarios que luchan por el final del proletariado y de la sociedad ce clases. Pertenece a todos aquellos que combaten por la autogestión generalizada, por la sociedad de amos sin esclavos.
En realidad, ya estás luchando por una sociedad que se organice de tal modo que las separaciones desaparezcan, que la diversidad se incremente en la unidad del proyecto revolucionario, que el conjunto de los conocimientos aprisionados en la cultura sea devuelto a la práctica de enriquecimiento de la vida cotidiana; que el saber esté por doquier esté el placer; que la pasión y la razón sean inseparables; y que la supresión de la división del trabajo, llevada a sus últimas consecuencias, cree realmente las condiciones de armonización social. (Ver III, 47 a 58).
20. ¿Sientes un idéntico desprecio hacia aquellos que hacen política y hacia aquellos que no la hacen pero que dejan que los demás la hagan por ellos?
En tal caso, has entendido que:
  • a) Es tradicional considerar a los políticos como los payasos del espectáculo ideológico. Eso permite despreciarles sin dejar de votar por ellos. Nadie se les escapa totalmente porque nadie escapa totalmente a la organización espectacular del viejo mundo.
  • b) La política siempre es la razón de Estado. Para acabar con ella es preciso acabar con el sistema espectacular-mercantil y su organismo de proyección , el Estado.
  • c) No existe un parlamentarismo revolucionario, de la misma manera que tampoco existirá jamás un Estado revolucionario. Entre los regímenes parlamentarios y los regímenes dictatoriales, sólo existe la diferencia entre la fuerza de la mentira y la verdad del terror.
  • d) Como toda ideología, como toda actividad separada, la política recupera las reivindicaciones radicales para dividirlas y transformarlas en su contrario. Por ejemplo, en manos de partidos y de sindicatos, la voluntad de cambiar la vida se convierte en una reivindicación de salario, una exigencia de tiempo libre y otros mejoramientos de la supervivencia que no hacen sino aumentar el malestar haciéndole más o menos confortable de momento.
  • e) Las grandes ideologías políticas (nacionalismo, socialismo, comunismo) han perdido su atractivo a medida que las conductas sociales impuestas por el imperialismo d ella mercancía multiplicaban las "ideologías de bolsillo". A su vez, las migajas ideológicas (las luchas sobre la contaminación, el arte, el confort, la educación, el aborto, los mapaches) se politizan en reagrupamientos groseros hacia el derechismo o hacia el izquierdismo. Sólo es una manera de alejar a cada cual de la única ocupación que realmente le interesa: cambiar su propia vida cotidiana en el sentido del enriquecimiento y de las aventuras pasionales.
  • f) No hay nadie que no luche por sí mismo y que no llegue casi siempre a luchar en contra de sí mismo. La acción política es una de las causas principales de esta inversión del resultado buscado. Sólo la lucha de la autogestión de todos sobre todo responde al deseo real de cada individuo. Ello se debe a que no es política ni apolítica sino social y total.
En realidad, ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad en la que la decisión corresponde a todos; en la que las divergencias entre los individuos y los grupos se dispongan de tal manera que no concluyan en mutuas destrucciones sino que, por el contrario, se refuercen y beneficien a todos. Es preciso que la parte lúdica aprisionada y atascada en la política se libere en un juego de relaciones entre los individuos y entre los grupos de afinidad, mediante relaciones equilibradas y armonizadas de acuerdos y de desacuerdos. (Ver III, 75 a 92)
21. ¿Has roto desde hace tiempo tu carnet sindical?
En caso afirmativo, has entendido que:
  • a) Es falso considerarse traicionado por los sindicatos. Estos constituyen una organización separada de los trabajadores y que se convierte necesariamente en un poder burocrático que se ejerce contra ellos al tiempo que organiza el espectáculo de su defensa.
  • b) Creados para la defensa de los intereses inmediatos de un proletariado super-explotado, con el desarrollo del capitalismo, se han convertido en los agentes de cambio y bolsa titulares de la fuerza de trabajo. Su objetivo no es abolir la condición asalariada sino mejorarla. Así pues, son los mejores servidores del capitalismo que impera, bajo la forma privada o estatal, en todo el mundo.
  • c) La idea anarquista de un "sindicato revolucionario" ya significa la recuperación burocrática del poder directo que los trabajadores pueden ejercer directamente reuniéndose en asambleas de consejos. Nacida de un rechazo de lo político en nombre de lo social, vuelve a caer en la trampa de la separación y de los líderes (aunque algunos de los no quieran comportarse como jefes).
  • d) Los sindicatos son la burocracia paraestatal que completa y perfecciona el poder que la clase burguesa ejerce sobre el proletariado.
En realidad, ya estás luchando en cada huelga salvaje para afirmar directamente el poder de todos contra toda representación que signifique una separación. No queremos más delegados sindicales sino unas asambleas en las que las decisiones sean tomadas por todos y aplicadas en beneficio de todos. En lugar de discutir sobre la vuelta o no al trabajo, queremos pronunciarnos acerca de la utilización que haremos de las fábricas y de nosotros mismos. Queremos traducir nuestra voluntad en los hechos eligiendo un consejo, en el que todos sus miembros sean revocables a cada instante, y que esté encargado de aplicar las decisiones tomadas por la asamblea (Ver III, 27 a 39).
22. ¿Sueles sentirte harto de tu mujer, de tu marido, de tus padres, de tus hijos, e los trabajos caseros, de las obligaciones familiares?
En tal caso, has entendido que:
  • a) La familia es la más diminuta unidad de opresión social, la escuela de la mentira, el aprendizaje del rol, el condicionamiento a la sumisión, el camino de la inhibición, la destrucción sistemática de la creatividad de la infancia, el asiento de la estupidez, del resentimiento, de la rebelión teledirigida.
  • b) La autoridad familiar no ha dejado de disminuir y de ser contestada a medida que el sistema mercantil disminuye el poder de los hombres en favor de mecanismos opresivos en los que los poderosos no son más que engranajes. Así pues, el sistema mercantil mantiene a la familia vaciándola de sus significados antiguos casi humanos; no consigue otra cosa que hacerla más insoportable.
  • c) La familia es el lugar en el que todas las humillaciones por haber sido tratados como objetos en la sociedad de supervivencia confieren el derecho de humillar y de convertir en objetos a quienes forman parte de ella.
  • d) La emancipación de las mujeres es inseparable de la emancipación de los niños y de la emancipación de los hombres. La abolición de la familia es inseparable de la liquidación del sistema espectacular-mercantil. Toda reivindicación separada del conjunto (Movimiento de liberación de la mujer, Movimiento de liberación del niño, Frente homosexual de acción revolucionaria...) no es más que reformismo y no hace más que mantener la opresión.
  • e) El imperialismo mercantil, que destruye la familia tradicional, la convierte en el lugar de pasividad y de sumisión al sistema (y de su contestación en torno a cuestiones de detalle).
En realidad, ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad en la que cada cual disponga libremente de sí mismo sin depender de nadie, sin estar sometido a un sistema opresivo, planteándose únicamente los problemas de la armonización de sus deseos. Una sociedad que se preocupe prioritariamente de la supresión de las tareas domésticas y que deja la educación de los niños a unos voluntarios, comenzando por los propios niños. (Ver III, 35, 38, 44, 76, 83, 89, 90)
23. ¿Tienes a menudo la sensación de estar en un mundo al revés, en el que las personas hacen lo contrario de lo que desean, pasan el tiempo en destruirse y en reverenciar lo que las destruye, obedecen a unas abstracciones a las que sacrifican la vida real?
En tal caso, has entendido que:
  • a) El trabajo alienado es la base de todas las alienaciones. Está en el origen histórico de la división social entre amos y esclavos y de todas las separaciones que se desprenden de ella (religión, cultura, economía, política), de todo lo que destruye al hombre adoptando un rostro humano.
  • b) Los productos, las relaciones sociales, las imágenes y representaciones creados por los productores, en tales condiciones que, además de desposeídos de ellos, los ven alzarse contra sí, ocultan su hostilidad y su inhumanidad bajo unas apariencias diversas a lo que son realmente (el amo se llama el servidor de los esclavos, los explotadores del proletariado pretenden estar al servicio del pueblo, las imágenes de lo vivido se presentan como la única realidad auténtica, etc.).
  • c) La diferencia cada vez más sensible y cada vez más insoportable entre las miserias cotidianas de la supervivencia, las representaciones engañosas que de la nos proponen y la aspiración común a todos de vivir una vida auténtica muestra cada día con mayor claridad que ha comenzado la lucha entre el partido de la supervivencia y de la descomposición y el partido d ella vida y de la superación; que la lucha final por la sociedad sin clases, históricamente inevitable hoy, levanta al proletariado, que está harto de su esclavitud y que reclama la autogestión sobre todo y de todos, contra el sistema mercantil y sus servidores, burguesía y burocracia, ambas bajo el mismo casco protector del Estado.
  • d) La búsqueda de la felicidad es la búsqueda de lo vivido auténtico, no falsificado, no invertido, no sacrificado. Aceptarse tal como uno es, en su especificidad concreta, es una conquista que supone la liquidación del sistema mercantil y la organización colectiva armonizada de las pasiones individuales.
En realidad, estamos hartos de una existencia dominada por lo contrario de la búsqueda de la felicidad individual; dominada por unos sectores separados (economía, política, cultura y todos los elementos del espectáculo) que absorben toda nuestra energía y nos impiden vivir. Luchamos por el derrocamiento del mundo invertido, por la realización de los deseos y de las pasiones en unas relaciones sociales liberadas d ellos imperativos de rentabilidad y de los poderes jerarquizados (Ver III, 11 a 18)
24. ¿Te parece ridículo y odioso establecer una distinción entre trabajador inmigrado y trabajador autóctono?
En tal caso, has entendido que:
  • a) El antiguo principio "los proletarios no tienen patria" sigue siendo perfectamente cierto, y es preciso recordarlo sin cesar ante las estupideces nacionalistas y racistas.
  • b) De igual manera, hay que recordar incesantemente que la emancipación del proletariado es una tarea histórica e internacional. Sólo la práctica de los obreros revolucionarios en el mundo entero creará en realidad la internacional de los consejos de autogestión generalizada.
  • c) La clase dirigente y sus servidores hacen cuanto está en su mano para imponer una distinción entre trabajadores inmigrados y trabajadores autóctonos. Hacen creer a estos, a los que desprecian como instrumentos de producción, que todavía existen otros más despreciados que ellos.
  • d) La participación de los inmigrados en las luchas más duras es también una lucha contra su propia burguesía, que les vende en la mejor tradición de la trata de esclavos. También en dicho sentido, forman con todos los demás obreros revolucionarios la base de una auténtica internacional de la autogestión generalizada.
En realidad, ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad en la que las diferencias, sean de raza, de sexo, de edad, de carácter, de pasiones, de deseos, ya no creen una barrera sino que, por el contrario, contribuyan a la armonización para el máximo incremento de placer y de la felicidad de todos. Estás luchando por la realización de la autogestión individual y colectiva sobre unas bases internacionales, liquidando los prejuicios imbéciles de los nacionalismos, de los regionalismos, de los vínculos geográficos. (Ver III, 19 a 26)
25. ¿Sientes la necesidad de hablar con alguien que te entienda y actúe en el mismo sentido que tú (rechazo del trabajo, de las obligaciones, de la mercancía y de la verdad de las mentiras que constituye el espectáculo?
En tal caso, has entendido que:
  • a) La costumbre de hablar para no decir nada, de perderse en falsos problemas, de prestar atención a los que hablan de una manera y actúan de otra, de dejarse arrastrar por el deterioro de las estupideces cotidianas y de lo repetitivo, es una manera más de impedir que cada cual reconozca en sus pasiones y en sus anhelos de vida auténtica (lo contrario de los deseos de apropiación privada inventados por el comercio) sus reales intereses.
  • b) Toda intervención que no culmine en unas medidas prácticas es pura palabrería, de manera de dar largas. Toda medida práctica que no culmine en el mejoramiento de la vida de cada cual no hace más que reforzar la opresión; y nada puede mejorar realmente la vida que la destrucción del sistema mercantil.
  • c) Toda asamblea debe llegar rápidamente a una decisión o, en caso contrario, ser saboteada.
  • d) Durante las huelgas o antes de empezarlas, la discusión debe tener por objeto la verdad práctica: difundir la conciencia de la lucha emprendida y llegar a unas certidumbres en cuanto a las acciones a emprender.
  • e) Lo que permanece aprisionado en el lenguaje pronto se convierte en ideología, es decir, en mentira, al igual que todo lo que cuentan los miembros de los aparatos burocráticos (partidos, sindicatos, grupos especializados en la mejora del ganado obrero.
  • f) Contra el lenguaje dominante y falso, la mejor garantía de las asambleas de huelga es elegir inmediatamente un consejo de delegados que sean los únicos capacitados para seguir las directrices de los huelguistas, bajo pena de destitución inmediata, y de traducirlas en actos sin pérdida de tiempo.
  • g) Ya no queremos hombres de labia ni oradores grandilocuentes, sino el lenguaje de los actos, de las proposiciones concretas y de los planes de acción bien elaborados por nosotros mismos. Ya es hora de que el esfuerzo de perfección no se ejerza en las palabras sino en los actos.
En realidad, ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad en la que las palabras ya no sirvan para disimular sino para prolongar realmente nuestros deseos, para ser los fieles portavoces de lo que queremos. (Ver III, 40 a 46)

Capítulo II

ABCD de la revolución


  • A) El objetivo del sabotaje y de la desviación (détournement), practicados individual o colectivamente, es desencadenar la huelga salvaje.
  • B) Toda huelga salvaje debe convertirse en ocupación de fábrica.
  • C) Toda ocupación de fábrica debe ser desviada y puesta inmediatamente al servicio de los revolucionarios.
  • D) Al elegir unos delegados - revocables a cada instante, encargados de recoger sus decisiones y de hacerlas aplicar - la asamblea de los huelguistas establece las bases de una organización social radicalmente nueva: la sociedad de la autogestión generalizada.

A partir de la ocupación de fábricas



1

Toda asamblea de huelguistas debe convertirse en asamblea de autogestión generalizada. Para ello basta:
  • a) Elegir unos delegados, revocables a cada instante, con el mandato de dar a sus decisiones fuerza de aplicación inmediata.
  • b) Asegurar la autodefensa.
  • c) Extenderse al conjunto de los revolucionarios y organizar su expansión geográfica según la mejor eficacia de desviación posible (por ejemplo, en las regiones que poseen a un tiempo recursos agrícolas e industrias básicas).
  • d) Generalizar la autogestión asegurando, de manera irreversible, el paso de la supervivencia a la vida.

2

Todo el poder pertenece a la asamblea, en cuanto que es el poder que cada cual quiere ejercer sobre su vida cotidiana.

3

La mejor garantía contra todo otro poder, necesariamente opresivo (como partidos, sindicatos, organizaciones jerarquizadas, grupúsculos intelectuales o activistas, embriones todos ellos de Estados), es la construcción inmediata de condiciones de vida radicalmente nuevas.

4

Sólo las federaciones de delegados reunidos en consejos pueden disolver el Estado a través de su paralización. Sólo la coordinación de las luchas por la autogestión generalizada puede liquidar el sistema mercantil.

5

Toda discusión y toda intervención deben culminar en una proposición práctica. Una medida tomada por la asamblea debe pasar inmediatamente a su ejecución.
ORGANIZAR RÁPIDAMENTE LA AUTODEFENSA

6

La autodefensa es el primer derecho de la asamblea de autogestión generalizada. Armar las masas, proteger y ampliar la conquista del territorio creando en él las condiciones de un mejor-vivir general.

7

La revolución no se planifica ni se improvisa, pero se prepara. Así pues, es indispensable que las asambleas dispongan especialmente de las siguientes informaciones:
  • a) Las zonas de abastecimiento: emplazamiento de los almacenes, de los stocks, de los supermercados, de las redes de distribución. Emplazamiento de las fábricas que se suponen básicas y que convendrá automatizar cuanto antes; emplazamiento de las fábricas que se suponen reconvertibles y a transformar; emplazamiento de los sectores que se suponen parasitarios y a suprimir. Distribución de las zonas agrícolas.
  • b) Las zonas enemigas: emplazamiento d ellos cuarteles, comisarías, arsenales, depósitos de armas. Domicilio e itinerario de los jefes cuya neutralización desorganizará a las fuerzas estatales.
  • c) Las zonas de comunicación y de coordinación: emplazamiento de los depósitos de camiones, autobuses, trenes, aviones, garajes, depósitos de gasolina... Emplazamiento de los centros de telecomunicación: radios locales, imprentas, telex, offsets...
  • d) Las zonas de supervivencia: agua, electricidad, hospitales, centros sanitarios, fábricas de gas..

8

Tan pronto como una región está ocupada por los revolucionarios, debe ser desviada inmediatamente según dos principios indiscutibles: autodefensa y distribución gratuita de los bienes de producción.

9

La mejor manera de evitar el aislamiento es el ataque. Así pues, es necesario:
  • a) Crear, en una perspectiva internacionalista, otros focos de ocupaciones y de desviaciones.
  • b) Reforzar y proteger las comunicaciones entre las zonas revolucionarias.
  • c) Aislar al enemigo y aislar sus comunicaciones, recurrir a comandos de intervención rápida para hostigar su retaguardia y evitar, dividiéndole, sus maniobras de cerco.
  • d) Desorganizar la contrarrevolución poniendo fuera de combate a sus jefes principales y a sus mejores estrategas.
  • e) Servirse de las imprentas, de las radios locales, de las telecomunicaciones para difundir la verdad sobre el movimiento de autogestión generalizada y explicar lo que queremos y lo que podemos. Hacer de modo que las masas, en cada barrio, en cada ciudad y pueblo, estén al corriente de lo que sucede en el resto del país. Coordinar los combates callejeros y coordinar las luchas de las ciudades y el campo.

10

Evitar las técnicas antiguas, pasivas y estáticas, como barricadas, manifestaciones de masas, luchas de tipo estudiantil. Es extremadamente importante inventar y experimentar tácticas nuevas e inesperadas.

11

El éxito de una guerrilla urbana que interviene como apoyo táctico a las fábricas ocupadas reside en la rapidez y la eficacia de sus incursiones, de ahí la importancia de pequeños comandos de intervención que reúnan a todos aquellos que los defensores del estado de todo tipo ya están llamando los "gamberros del barrio" y los "gamberros de la fábrica".

12

Nuestro objetivo es impedir cualquier violencia contra el movimiento de autogestión generalizada, no extenderlo mediante la violencia. El desarme del enemigo nos interesa más que su liquidación física. Cuanto más decidida y rápida sea nuestra acción, menos sangre se derramará.

13

La adhesión de una parte de las personas inicialmente hostiles a la autogestión generalizada es la piedra de toque que permitirá valorar el éxito de las primeras medidas adoptadas y su conveniencia para todos.

14

De todas formas, hay que contar con los condicionados por la jerarquía a quienes los hábitos de esclavos, el autodesprecio, la costumbre de la inhibición y el gusto del sacrificio empujan a su propia destrucción y a la destrucción de todos los progresos de la libertad concreta. De ahí por qué es útil neutralizar desde el comienzo de la acción insurreccional a los enemigos de dentro (jefes sindicales, hombres de partido, obreristas, esquiroles) y a los enemigos de fuera (patronos, cuadros, policía, ejército).

15

En caso de aislamiento o de extinción de la insurrección, la autodefensa prescribe el análisis de las diferentes formas de retirada posibles. Estas formas variarán según el grado de la lucha emprendida, la naturaleza de los errores cometidos (por ejemplo, la incoherencia interna del movimiento), la violencia de los medios puestos en práctica por el enemigo, la represión previsible, etc.

16

No tenemos por qué temer un fracaso sino intentar cuanto esté en nuestra mano para preverlo, evitarlo y detener la represión. "No es un revolucionario sino un individuo que todavía no se ha liberado del intelectualismo y que objetivamente se encamina hacia la contrarrevolución el que sólo admite la revolución proletaria si se realiza fácilmente y sin enfrentamientos, se asegura inmediatamente la ayuda del proletariado mundial y elimina de antemano la eventualidad de las derrotas."

17

Los verdugos de la Comuna de París y de Budapest nos han enseñado que la represión siempre es despiadada y que la paz de los cementerios es la única promesa mantenida por las fuerzas del orden estatal. Llegados a una fase de enfrentamiento en que la represión no perdonará a nadie, no perdonemos tampoco a ninguno de los cobardes que esperan nuestra derrota para convertirse en verdugos. Quememos los barrios residenciales, liquidemos los rehenes, arruinemos la economía a fin de que no subsista nada de lo que nos ha impedido ser todo.

18

Enterados de lo que nos espera y decididos, una vez asegurada nuestra victoria, a perdonar a los antiguos enemigos, estamos dispuestos a emplear todas las formas de disuasión en el curso de la lucha, y muy especialmente la destrucción de las máquinas, de los stocks y de los rehenes con el fin de obtener la retirada y el desarme de las fuerzas estatales. En una fase menos dura del enfrentamiento, es útil contar el agua, el gas, la electricidad, el combustible, en los barrios burgueses y de los dirigentes, llenarlos de basura, sabotear los ascensores de los bloques residenciales, etc.

19

La voz de las masas sólo se hace oír en el estruendo de las armas. Las dotes inventivas de cada cual crearán unas armas insólitas y eficaces para el uso de los comandos de autodefensa. Al bricolage seguirá cuanto antes la reconversión de las máquinas que se hallan en nuestras fábricas, según un programa de armamento rápido definido por las asambleas de autogestión generalizada.

20

Entre las armas de intervención inmediata, conviene prever los tubos convertidos en cañones lanza-cohetes (experimentados en Venezuela hacia los años 1960), los cohetes tierra-aire (experimentados en los clubs de jóvenes científicos), las catapultas para granadas y cócteles molotov, los lanzallamas, los morteros, los aparatos de ultra-sonidos, los lásers... Se estudiarán asimismo las diferentes formas de blindaje de los camiones y de los bulldozers reconvertidos, los chalecos anti-balas, las máscaras de gas, los productos que neutralizan los efectos de los gases paralizadores, la utilización del LSD en el agua de los enemigos, etc.

21

Estudiar armas anti-helicópteros: perfeccionamiento del cañón contra el granizo, cohetes tierra-aire, cañones ligeros teledirigidos, lásers, tiradores de élite, estacas que impidan el aterrizaje...

22

Preparar la defensa contra los blindados: silos anti-tanques, cohetes teledirigidos, perforadores de blindados, chorros de napalm, minas...

23

Proteger los techos y los sótanos, crear pasajes de un edificio a otro para permitir el desplazamiento rápido y seguro de los comandos de autodefensa.

24

Recurrir a la astucia y a las armas teledirigidas a fin de exponerse lo menos posible al peligro.
ACELERAR EL PASO DE LAS CONDICIONES DE SUPERVIVENCIA A LAS CONDICIONES DE VIDA

25

Venceremos sin lugar a dudas si somos capaces de concretar para todos el paso de la supervivencia a la vida. Esto no significa que consigamos derribar el sistema mercantil en el primer combate. Significa únicamente que las primeras medidas adoptadas y aplicadas por las asambleas de autogestión deben hacer doblemente imposible cualquier retroceso: destruyendo las condiciones antiguas y creando tales ventajas que nadie permita verse desposeído de ellas.

26

Las primeras ventajas de la autogestión generalizada residirán necesariamente en:
  • a) El final del sistema de intercambios y de la condición asalariada sustituidos por la distribución gratuita de los bienes necesarios a la vida de cada cual.
  • b) El final del trabajo forzado sustituido por el paso de las fuerzas productivas bajo el control directo de las asambleas de autogestión, y por el libre florecimiento d ella creatividad individual y colectiva.
  • c) El final del tedio, de las inhibiciones, de las obligaciones sustituidos por la organización de condiciones sociales apasionantes, por una autonomía que permita a cada individuo realizarse disponiendo de la ayuda de todos, por el reconocimiento, la emancipación, la multiplicación y la armonización de las pasiones hasta ahora empobrecidas, sacrificadas, entorpecidas, falsificadas y a menudo encaminadas hacia la destrucción.
De manera que la historia registre, definitiva y simultáneamente, en negativo la aniquilación del sistema mercantil y en positivo la construcción de una sociedad radicalmente nueva, ya presente en el corazón de todos.

27

Desde el comienzo del movimiento, se trata de impedir todo retroceso, de quemar a nuestras espaldas las naves del viejo mundo, ayudando a la desaparición de los bancos, de las cárceles, de los asilos, de los tribunales, de los edificios administrativos, de los cuarteles, de las comisarías, de las iglesias, de los símbolos opresivos. Así como de los archivos, de los ficheros, de los documentos de identidad, de las letras de cambio y pagos a plazos, de las hojas de impuestos, de los papeleos financieros y demás. Destrucción de las reservas de oro mediante el agua regia (mezcla de ácido nítrico y ácido clorhídrico).

28

En la medida de lo posible, destruir las estructuras de la mercancía antes que las personas, y liquidar únicamente a aquellos que intentan devolvernos al régimen de la explotación, de la servidumbre, del espectáculo y del tedio.

29

El final de la mercancía significa la promoción del DON bajo todas sus formas. Las asambleas de autogestión generalizada organizarán, por consiguiente, la producción y la distribución de bienes básicos. Registrarán las ofertas de creación y de producción por una parte, las demandas individuales por otra. Unos tableros mantenidos al día permitirán que cada cual conozca los stocks disponibles, el número y la distribución de las demandas, la localización y el movimiento de las fuerzas productivas.

30

Las fábricas serán reconvertidas y automatizadas o, en el caso de los sectores parasitarios, destruidas. En todas partes existirán unos talleres de creación libre puestos a disposición de todos los talentos.

31

Los edificios parasitarios (oficinas, escuelas, cuarteles, iglesias...) serán, por decisión de las asambleas de autogestión generalizada, destruidos o preferentemente convertidos en graneros colectivos, almacenes, alojamientos para viajeros, laberintos y terrenos de juego.

32

Transformar los supermercados y los grandes almacenes en centros de distribución gratuita, examinando la conveniencia de multiplicar por la región los pequeños centros de distribución (reconversión de las tiendas y de las tabernas, por ejemplo).

33

Las necesidades cambian en cuanto desaparece la dictadura mercantil, que no ha cesado de falsificarlas. De este modo, la mayor parte de los coches se convierten en inútiles tan pronto como el espacio y el tiempo pertenecen a todos y es posible desplazarse libremente sin limitación de horario. Así pues, no sólo es necesario prever la aparición de demandas radicalmente nuevas, de fantasías individuales, de pasiones insólitas, sino también hacer todo lo posible para satisfacerlas, de modo que el único obstáculo para su realización resida en la falta momentánea de equipo material y no en la organización social.

34

El proyecto de abolir la diferenciación entre ciudades y campo exige la descentralización del hábitat (derecho al nomadismo, derecho a construir la casa en cualquier territorio disponible), la destrucción de las industrias nocivas y contaminantes, la creación en las ciudades de zonas de cultivo y de pastoreo (en los Champs-Elysées, por ejemplo).

35

En el momento insurreccional, todas las profesiones tienen la oportunidad de negarse como trabajo forzado. La pequeña chispa pasional que permitía soportar la dura alienación del oficio ejercido para sobrevivir se abrirá hacia unas vocaciones nuevas y libres. A quien le guste enseñar dará su lecciones en la calle; a quien le guste cocinar dispondrá de cocinas "comunes" instaladas en todas partes y a cuál mejor. De este modo, cada disposición creativa dará lugar a un artesanado libre y a una profusión de singularidades.

36

Cada cual tiene derecho a dar a conocer sus críticas, sus reivindicaciones, sus opiniones, sus creaciones, sus deseos, sus análisis, sus fantasías, sus problemas... a fin de que la mayor variedad pueda engendrar las mejores posibilidades de encuentro, de acuerdos de armonización... Las imprentas, télex, offsets, radios, televisiones pasadas a manos de las asambleas serán puestos para ello a disposición de cada individuo.

37

Nadie luchará sin reservas si no aprende primeramente a vivir sin tiempos muertos.

En caso de huelga salvaje limitada



TODA HUELGA DEBE CONVERTIRSE EN HUELGA SALVAJE

38

El auténtico sentido de una huelga es el rechazo del trabajo alienado y de la mercancía que produce y que lo produce.

39

Una huelga sólo adquiere su auténtico sentido convirtiéndose en huelga salvaje, es decir, liberándose de lo que obstaculiza la autonomía de los obreros revolucionarios: partidos, sindicatos, patronos, jefes, burócratas, candidatos a burócratas, esquiroles, trabajadores con mentalidad de policía y de esclavo.

40

Cualquier pretexto es bueno para desencadenar una huelga salvaje, pues no hay nada que justifique el embrutecimiento del trabajo forzado y la inhumanidad del sistema mercantil.

41

Los obreros revolucionarios no necesitan agitadores. El movimiento de agitación general parte exclusivamente de ellos.

42

En la huelga salvaje, los huelguistas deben ejercer el poder absoluto, con exclusión de cualquier poder exterior a ellos.

43

La única manera de mantener a raya las organizaciones externas - todas ellas recuperadoras - es conceder todo el poder a la asamblea de los huelguistas y elegir unos delegados encargados de coordinar las decisiones y de hacerlas aplicar.

44

Por limitada que sea, una huelga salvaje debe hacer todo lo posible por obtener el apoyo de la mayoría. Por ejemplo, poniendo en marcha los hábitos de gratuidad: huelga de las cajeras de supermercado permitiendo la distribución gratuita de los bienes expuestos y almacenados; distribución por los obreros de los productos fabricados por ellos o sacados de los stocks.
TODA HUELGA SALVAJE DEBE CONVERTIRSE EN OCUPACIÓN DE FÁBRICA. - TODA OCUPACIÓN DE FÁBRICA DEBE CULMINAR EN SU DESVIACIÓN INMEDIATA

45

La ocupación de fábrica traduce la voluntad de los obreros revolucionarios de ser los dueños del espacio y del tiempo ocupados hasta el momento por la mercancía. Si no desvían la fábrica en su propio beneficio, ellos significa que renuncian a la creatividad que quieren ejercer y a sus derechos más indiscutibles.

46

Una fábrica ocupada y no desviada aporta al espectáculo de la impotencia en romper el sistema mercantil el argumento decisivo que siempre necesitan los aparatos burocráticos, los manipuladores ideológicos y todos aquellos que olvidan que la riqueza de las posibilidades técnicas, actualmente a nuestro alcance, convierte en ridícula la acusación de utopía.

47

Una fábrica ocupada debe ser inmediatamente desviada en favor de la autodefensa (fabricación de armas y de blindajes) y de la distribución gratuita de todo cuanto puede fabricarse en ella de útil.

48

Para salir del aislamiento, los revolucionarios sólo pueden contar con su creatividad. Es especialmente importante:
  • a) Prever las formas de apoyo táctico de los restantes trabajadores fuera de las fábricas: por ejemplo:, los impresores pueden intervenir en los diarios que imprimen para dar informaciones exactas y difundir el programa de los obreros en huelga; los estudiantes y estudiantas medios pueden apoderarse de las escuelas, formar cadenas de información con el resto del país, atacar las fuerzas del orden por la espalda; los habitantes de una región pueden neutralizar las fuerzas represivas y formar con los huelguistas unas asambleas de autogestión generalizada; los soldados pueden apoderarse de los cuarteles y tomar a sus jefes como rehenes; los abogados pueden apoderarse de los jueces como rehenes y entregarlos a los huelguistas... En el momento revolucionario, no hay función que no pueda ser destruida dirigiéndose hacia la subversión.
  • b) Internacionalizar el conflicto, extender las huelgas salvajes entre divisiones de un mismo complejo industrial alejadas geográficamente, entre firmas conexas o complementarias de un país a otro, entre una fábrica y sus fuentes de aprovisionamiento. No sólo la desviación de una región económicamente viable prescinde de fronteras, de regionalismos, de nacionalismo, sino que es la base sobre la cual ya no se construirá una internacional política y sí, por el contrario, una internacional de la práctica revolucionaria.
  • c) Conferir su plena coherencia a la guerrilla de autodefensa; lanzar asaltos de comandos contra los cuarteles, los arsenales, la radio para apoyar y desarrollar el movimiento obrero revolucionario, y no separadamente como hace el terrorismo, el blanquismo o el activismo izquierdista; recurrir a los atentados, en el caso de que sea útil, sólo de manera selectiva (jefes contrarrevolucionarios que conviene poner fuera de combate, nidos de policías que conviene neutralizar...) y jamás de manera ciega (bombas en las estaciones, los bancos, los lugares públicos).

49

A los rehenes vivos como patronos, ministros, obispos, banqueros, generales, altos funcionarios, gobernadores, jefes de policía, conviene preferir rehenes materiales: stocks, prototipos, reservas de oro y de plata, máquinas muy costosas, instrumental electrónico, altos hornos, etc.

50

Hay que saber conjugar los medios de presión y de disuasión y la naturaleza de las reivindicaciones. Por ejemplo, es absurdo, como hicieron los obreros de las industrias Salée de Lieja (septiembre de 1973), amenazar con hacer saltar la fábrica para obtener una entrevista con los parlamentarios. Los recursos a medios extremos deben culminar en medidas radicales (por ejemplo, en la liquidación del enemigo estatal, en el desarme de las fuerzas represivas, en la evacuación de una ciudad o de una región por la policía y el ejército).

51

No afrontar riesgos más que cuando el resultado los compensa. Si hay riesgo de aislamiento, es mejor abandonar pero preveyendo nuevos intentos, evitando la represión y aprovechando en favor de los revolucionarios cada retroceso momentáneo.

52

En caso de amenaza represiva, estudiar la destrucción de los lugares y de los rehenes. Lo que no puede ser desviado en favor de todos puede ser destruido; en caso de victoria, reconstruiremos, en caso de derrota, precipitaremos la ruina de la mercancía.

53

Hay que renunciar de una vez por todas a las manifestaciones de masas y a los enfrentamientos de tipo estudiantil (adoquines, palos barricadas). Para proteger la mercancía, la policía no vacila en disparar. Los comandos de intervención deben conseguir cuanto antes el desarme y la neutralización de los defensores del Estado.

54

Jamás prestar confianza a los defensores del Estado, no aceptar ninguna tregua, extender el movimiento lo más rápidamente posible, y no olvidar la ferocidad de las represiones burguesas y burocráticas.

Antes de la oleada de huelgas salvajes.



EL EJERCICIO INDIVIDUAL DEL SABOTAJE Y DE LA DESVIACIÓN ES EFICAZ CUANDO CULMINA EN EL DESENCADENAMIENTO DE LA HUELGA SALVAJE.

55

Cualquier obrero tiene el derecho de desviar en uso propio los productos y las técnicas utilizadas hasta entonces contra él.

56

Cualquier obrero tiene el derecho a sabotear todo lo que sirve para destruirle.

57

El sabotaje y la desviación son los gestos espontáneos más extendidos en los medios obreros. Basta con extender por doquier la buena conciencia y repetir su utilidad para multiplicarlos, perfeccionarlos y darles la mayor coherencia.

58

En 1972, un informe presentado por unos funcionarios del Comisariado para la protección del Estado y para el respeto de la constitución, y por unos responsables de la seguridad en la industria de la República Federal Alemana, refería los siguientes actos de sabotaje económico:
  • En una fábrica de neumáticos, las soluciones que intervienen en su fabricación han sido alteradas más de una vez por diferentes medios.
  • En los alrededores de una central siderúrgica, dos hombres han cortado las válvulas de llegada de gas, provocando el enfriamiento de un alto horno y, con ello, unas pérdidas en la producción que se elevaron a varios millones de marcos.
  • Una firma que fabricaba tubos de televisión tuvo que afrontar numerosas reclamaciones y descubrió que el cristal había sido ensuciado por la adición de productos químicos.
  • Una bodega que contenía unas máquinas de gran valor se inundó a causa del corte de una conducción de agua.
  • Unos desconocidos robaron las cartas perforadas en un almacén organizado mediante ordenadores, parando con ello todo trabajo durante cuatro días.
Estos ejemplos publicados por una revista alemana, dan una idea de la creatividad individual aplicada al sabotaje.

59

El sabotaje es más apasionante que el bricolage, la jardinería o las quinielas. Minuciosamente preparado, puede llegar al punto de desencadenar la huelga salvaje, la ocupación, la desviación de la fábrica en beneficio de todos, e iniciar de este modo el control de cada cual sobre su propia vida cotidiana. Vieja tradición obrera, permite, en ocasiones, relajar un poco los nervios llevando a cabo una pequeña venganza, y en otras, ganar un poco de descanso en espera de las reparaciones. Hasta hoy, rara vez ha superado la fase de la chapuza. Todo el mundo sabe que:
  • Un martillo o una barra de hierro bastan para destruir un ordenador, un prototipo, material de precisión, los cronómetros, los robots que controlan e imponen el ritmo de la producción.
  • Una fuente de calor aproximada al disparador suelta el agua de las mangas de riego fijadas al techos de los grandes almacenes y de las zonas de depósito.
  • Unas cuantas virutas de hierro en el carburador, azúcar en el depósito de gasolina, sulforicinato de amoníaco en el cárter inutiliza el coche de un policía, de un patrono, de un esquirol, de un dirigente sindical.
  • La difusión de los números de teléfono de los defensores del Estado y de la matrícula de su coche puede servir de arma de disuasión y de desmoralización.
Pero ahora estamos comenzando a salir realmente de la era de la chapuza.

60

Cuanto más se complica el sistema mercantil, más bastan para destruirlo unos medios simples.

61

El terrorismo es la recuperación del sabotaje, su ideología, su imagen separada. Aunque sea útil cuando comienzan las huelgas salvajes destruir las cajas registradoras de los supermercados, entregar el dinero de las cajas al personal en huelga, organizar una distribución salvaje de los productos y explicar en qué consistirá la autogestión general, resulta absurdo desencadenar la misma operación sin vinculación con el movimiento de desviación de las fábricas.

62

El lado positivo del sabotaje está en que más acostumbrados que los patronos a conocer los errores cometidos en la producción a consecuencia de la carrera tras el beneficio, los obreros son tan capaces de agravarlos como de corregirlos cuando se trata de desviar la fábrica en propio beneficio. La experiencia de Lip - inicialmente recuperada porque no consiguió romper radicalmente con el sistema mercantil - ha subrayado al menos la evidencia de que los obreros son los únicos que están armados para cambiar definitivamente el mundo. [1] En el actual estado de las fuerzas productivas, somos capaces de todo, y nada puede oponerse de manera duradera a que todos tomemos conciencia de ello.

63

Sometidos a todas las alienaciones, los obreros tienen sobre el resto del proletariado la ventaja de poseer en sus manos la causa de todas las alienaciones: el proceso mercantil. Dado que sólo tienen el poder destruir la totalidad de lo que les destruye, poseen también la solución global a los problemas de armonización, de desviación de la economía a la organización de nuevas relaciones humanas, basadas en la gratuidad.

64

El sabotaje es el antitrabajo, el antimilitantismo, el antisacrificio por excelencia. Cada cual lo prepara buscando a la vez su propio placer, el interés de todos, un riesgo calculado, la facilidad de ejecución, la ocasión favorable. Habitúa a la autonomía y a la creatividad, y sirve de base real a las relaciones que los revolucionarios desean establecer entre ellos. Es el juego subversivo en el que se rompe la recuperación burocrática. He aquí una descripción de lo que ocurrió en 1968 en una fábrica de coches próxima a Detroit:
"Comenzaron a aparecer en varios lugares de la fábrica unos actos de sabotaje organizados. Al comienzo, eran errores de montaje o incluso unas omisiones de piezas a una escala muy superior a la normal, hasta el punto de que, tras la primera inspección, había que rechazar numerosos motores. La organización de la acción provocó diferentes acuerdos entre los verificadores y algunos talleres de montaje, con sentimientos y motivaciones complejas en los obreros implicados - algunos decididos, otros buscando una especie de venganza, y unos terceros participando únicamente por diversión. En cualquier caso, el movimiento se desarrolló rápidamente en un ambiente muy entusiasta..
"En comprobación y en pruebas, en el caso de que el motor hubiera pasado la cadena sin que se "cayeran" sobre él defectos de fabricación, un buen golpe de llave inglesa en el filtro del aceite, en una biela o en el distribuidor acaba de arreglar las cosas. Otras veces los motores eran simplemente rechazados porque hacían algún ruido al girar...
"Los proyectos concebidos en estas innumerables reuniones llevaron finalmente al sabotaje a escala de toda la fábrica de los motores V-8. Al igual que los seis cilindros, los V-8 se montaban de manera defectuosa o eran averiados en el curso del viaje para que fueran rechazados. Por otra parte, los verificadores de pruebas se pusieron de acuerdo para rechazar algo así como tres motores de cada cuatro o cinco que comprobaban...
"Sin la menor confesión de sabotaje por parte de los obreros, el jefe se vio obligado a entrar en una tortuosa exposición, que llegó incluso a sacarle de sus casillas, intentando explicar a los trabajadores que no debían rechaza unos motores que, evidentemente, eran de muy mala calidad, pero sin poderlo decir abiertamente. Todos sus intentos fueron inútiles, pues los obreros, con la mayor frescura del mundo, le contestaron incesantemente que sus intereses y los de la compañía eran lo mismo y que su deber era asegurar la fabricación de productos de primera calidad...
"Para ganar tiempo libre, durante el verano se elaboró un programa de sabotaje rotativo a nivel de toda la fábrica. En una reunión, los obreros eligieron unos números del 1 al 50 o más. Se hicieron reuniones similares en otras secciones de la fábrica. Cada obrero era responsable de un período de unos 20 minutos en los quince días siguientes, y cuando le llegaba el turno hacía algo para sabotear la producción en su taller, de ser posible algo suficientemente grave para parar toda la cadena. Tan pronto como el jefe enviaba un equipo para reparar la "avería", se reproducía el hecho en otro lugar clave. De esta manera toda la fábrica descansaba entre 5 y 20 minutos por hora durante una cantidad de semanas, bien a causa de un parón de la cadena o de la falta de llegada de motores. Las técnicas utilizadas para el sabotaje son muy numerosas y variadas, y ni siquiera conozco las que se emplearon en la mayoría de los talleres...
"Los controladores, en el banco de prueba de los motores, organizaron un concurso con las bielas que necesitaba unos vigías puestos en las entradas del taller y unos acuerdos establecidos con los obreros de la cadena de montaje de los motores, por ejemplo, que no ajustaran del todo las bielas de unos cuantos motores tomados al azar. Cuando un verificador percibía unas vibraciones dudosas, gritaba a todos que despejaran el taller y los obreros abandonaban inmediatamente su trabajo para protegerse detrás de las cajas y las estanterías. A continuación, ponía el motor a 4 o 5.000 revoluciones por minuto. El motor hacía toda clase de ruidos y de golpes de chatarra y finalmente se paraba; con un fuerte y seco crujido, la biela suelta reventaba el cárter y salía disparada al otro lado del taller. Los muchachos salían entonces de sus parapetos lanzando hurras y se marcaba con tiza en la pared un punto para ese verificador. La competición se prolongó durante varios meses, provocando el estallido de más de 150 motores. Y las apuestas llevaban buena marcha.
"En otro caso todo comenzó con dos tipos que un día de calor se duchaban con las mangueras utilizadas en el taller de pruebas. La cosa acabó con una batalla campal de chorros de agua por todo el taller que duró varios días. La mayoría de los motores eran ignorados o aprobados a toda velocidad para que los muchachos estuviesen disponibles para la batalla, y en numerosos casos los motores eran destruidos o estropeados para sacárselos de encima rápidamente. En general, en la batalla habían 10 o 15 mangueras en acción, todas con una presión comparable a la de una manguera de incendios. El agua corría por todas partes, los tipos reían, gritaban y corrían de un lado a otro: en tal atmósfera, eran muy escasos los que tenían humor de seguir trabajando. El taller solía estar totalmente inundado y los chicos empapados de pies a cabeza. Muy pronto, trajeron toda clase de pistolas de agua, mangas de riego y cubos, y el juego adquirió durante unas horas unas dimensiones de juerga enorme. Un tipo se paseaba con el gorro de baño de su mujer en la cabeza, con gran jolgorio del resto de la fábrica que no estaba al corriente de lo que pasaba en el taller de pruebas..." ("Lordstown 72", folleto publicado por 4 millions de Jeunes Travailleurs B.P. 8806, 75261 Paris Cedex 06.)

65

El problema de la organización es un problema abstracto si no responde a la pregunta "¿quién organiza y por qué?". En el mejor de los casos, las organizaciones constituidas al margen de los obreros han llegado a la impotencia práctica, y casi siempre a la renovación de los aparatos burocráticos. Las organizaciones constituidas en nombre de los obreros han creado, en el mejor de los casos, unas condiciones de burocratización, y casi siempre se han convertido en instrumentos de opresión paraestatal. La única forma de organización realmente obrera y revolucionaria es la asamblea de autogestión generalizada (ver cap. III, I). Lo que prepara no son otras organizaciones, necesariamente híbridas y separadas, sino la acción revolucionaria para la cual sólo es necesario unos grupos de intervención formados para una acción precisa y autodisueltos cuando ya no los justifica una práctica precisa.

66

Los grupos efímeros, formados mientras dura una acción precisa y la explotación de sus efectos, velarán por el respeto a la autonomía individual, con el rechazo de todo militantismo y exclusión de todo sacrificio. La única disciplina será la adoptada después de la discusión y regulada por las necesidades de la empresa y de la protección contra todo peligro de represión.

67

Todo revolucionario tiene derecho a actuar individualmente, en comandos o grupos efímeros, pero debe estar atento a no funcionar separadamente, es decir, perdiendo de vista la línea táctica que va de los actos de sabotaje y de desviación a la huelga salvaje, y de la huelga salvaje a la ocupación y a la desviación colectiva de las fábricas. Nuestra revolución es una revolución total y unitaria. Eso significa, por ejemplo, que el sabotaje no se limita al antitrabajo sino que se enfrenta globalmente a la mercancía, liquidando las actitudes autoritarias, los tabúes (incesto, represión sexual), las conductas exclusivistas (celos, avaricia), las mentiras de la representación, etc.; que estimula por todas partes la libertad y el reforzamiento de las pasiones, la armonización de los deseos y de las voluntades individuales...

68

Sólo unos grupos de autodefensa, formados a partir del proyecto de una acción precisa y prontos a desaparecer una vez alcanzado el objetivo y asegurada la protección de todos, pueden preparar de manera coherente la aparición de condiciones favorables al establecimiento de asambleas de autogestión generalizada.

69

Los obreros antitrabajo, antipartidos, antisindicatos, antimercancía, antisacrificio, antijerarquía formarán los grupos ocasionales de autodefensa. Los "gamberros de fábrica", como los denominan el frente de los estatalistas (de los fascistas a los maoístas), forman la base de un movimiento sin el cual la acción de los "gamberros de barrio" cae en el terrorismo, y del que nacerán necesariamente las asambleas de autogestión generalizada.

70

La mejor garantía de seguridad de que puede rodearse un grupo de sabotaje y de desviación, es el desencadenamiento de un movimiento colectivo de entusiasmo revolucionario en el conjunto de los obreros y de la población. El mejor anonimato es la adhesión de la gran mayoría.

71

La falta de decisiones tomadas jerárquicamente limita los riesgos de manipulación policíaca o de maquinación burocrática. De todos modos, cualquier grupo efímero de intervención está interesado en:
  • a) Constituirse entre personas que se conozcan bien.
  • b) Tener en cuenta las capacidades y las debilidades de cada cual, y adecuarlas a la acción.
  • c) Prever el fracaso del plan por traición o desfallecimiento, y preparar las diferentes respuestas posibles procurando evitar cualquier represión general (por ejemplo, tomando rehenes y disponiendo la exterminación de los probables exterminadores y de sus cómplices, etc.), lanzar una segunda oleada de acciones que corrijan las primeras, extraer las debidas lecciones de los fracasos, transformar prácticamente todo fracaso en derrota de los defensores del Estado.

72

De manera general, una acción subversiva, lanzada por un grupo de guerrilla contra el sistema dominante, debería responder por lo menos a cuatro preocupaciones:
  • a) Experimentar la creatividad y la autonomía individuales al tiempo que se afinan las relaciones de acuerdos y desacuerdos entre los participantes.
  • b) Estudiar las modalidades de represión probable y la manera de responder con la mayor rapidez para el beneficio de la gran mayoría.
  • c) Llevar la lucha a todos los aspectos de la vida cotidiana, que es el lugar real donde se registran todos los progresos y los errores de la revolución prolongada.
  • d) No perder de vista el goce real y la calidad de vida para todos los obreros de una fábrica, para todo un barrio, para el proletariado.

73

El criterio del éxito se mide por la rapidez del paso del sabotaje y de la desviación individuales a la huelga salvaje y a la desviación colectiva. Sólo la práctica pone en marcha el proyecto de autogestión generalizada.

74

La base de la autogestión generalizada no es el individuo sino el individuo revolucionario, que sólo obedece a un compromiso momentáneo sobre un objetivo concreto y a su propio placer llevado hasta la coherencia global; sin depender de ningún fetichismo organizativo.

75

Un acto de sabotaje o de desviación, sea individual o colectivo, no se improvisa sino que se prepara como una operación de hostigamiento. Calcular el momento oportuno, la correlación de fuerzas comprometida por una y otra parte, la disposición de los espacios, las defecciones y los errores posibles y toda la gama de su corrección, las posibilidades de retirada, los riesgos. Unir la acción a una estrategia global cuyo centro permanente sea la construcción de la autogestión generalizada.

76

Es bueno organizar la difusión de informaciones sobre las fábricas, los cuarteles, los lugares de telecomunicación... a fin de que los planes de acceso, los métodos de sabotaje, los modos de funcionamiento estén en manos de varios y a disposición de muchos espíritus creativos.

77

Es bueno que textos como éste sean discutidos, criticados, corregidos, pero no en abstracto. Sólo la práctica lleva consigo la crítica real del proyecto revolucionario.

78

De igual manera, el mejor modo de acabar con las ideologías y sus ejércitos de burócratas, es luchar con la mayor coherencia y la mayor precisión en favor de la autogestión generalizada. Tan pronto como las huelgas salvajes permitirán formar unas asambleas de autogestión, con sus delegados elegidos, responsables y revocables, tan pronto como será aplicada la gratuidad de los bienes, los ideólogos verán cómo la crítica en armas se alza contra sus opciones estatales y burocráticas y denuncia definitivamente las mentiras tras las cuales se disimulan.

79

La evidencia teórica según la cual "el derecho de vivir apasionadamente pasa por la liquidación total del sistema espectacular-mercantil" debe alcanzar ahora una coherencia práctica que va del proyecto estratégico global a los menores detalles de la lucha práctica. Por dicho motivo, no es inútil que cada cual redacte y difunda sus recetas de juego subversivo (por ejemplo que es posible desalojar a cualquier enemigo de su local lanzando a la vez una botella de lejía - hipoclorito de sosa - y un frasco de un producto para desincrustar y desatascar los fregaderos y los WC - a base de hidrato de sodio; que una hora antes de estar sometido a un tiro de granadas lacrimógenas conviene ingerir unos comprimidos de antihistamínicos [rumicina]; etc.). Convendrá desconfiar de las falsas indicaciones dadas por los propios policías.

80

La lucha por la destrucción radical de la mercancía corre inseparable a la construcción cotidiana de una vida apasionantes, liberada de los tabúes y de las obligaciones. Todo proyecto revolucionario se apoya necesariamente en la búsqueda de un enriquecimiento pasional, en un cálculo y un juego de riesgo y de placer (riesgo mínimo, placer máximo).
NOTAS
1. Los obreros de Lip han demostrado hasta qué punto no han conseguido avanzar. Limitados por el carácter parasitario de su industria, han actuado parcialmente de manera muy correcta haciendo funcionar la fábrica por su cuenta, apoderándose del stock y asegurándose una paga salvaje. Pero al mantener los jefes sindicales, al reducir su movimiento a la defensa del "derecho al trabajo", al permitir a los peores enemigos de la revolución que aplaudieran el espectáculo de su huelga, han renunciado a su propia autonomía, no han dejado al movimiento ninguna posibilidad de expansión ni iniciado ningún cambio histórico real.

 

Capítulo III

La autogestión generalizada


1

La autogestión generalizada es la organización social del poder reconocido a cada cual sobre su vida cotidiana y ejercido directamente por los propios individuos o por las asambleas de autogestión.

2

Ha aparecido en la historia del movimiento obrero cada vez que la base ha querido imponer y realizar sus propias decisiones sin abandonar su poder a unos jefes y sin dejarse guiar por ninguna ideología.

3

Ha sido aplastada por el efecto conjunto de su debilidad constitutiva, sus indecisiones y confusiones, su aislamiento, y unos dirigentes que la autogestión generalizada ha cometido el error de darse o de tolerar y que la han llevado a su pérdida pretendiendo ordenarla y fortificarla. Los ejemplos más ricos de enseñanzas son los consejos obreros aparecidos en Rusia en 1905 (aplastados por el zarismo), 1917 (recuperados y destruidos por los bolcheviques), 1921 (aplastados en Kronstadt por Lenin y Trotski); en Alemania en 1918 (aplastados por los socialistas); en Italia en 1920 (destruidos por los socialistas y los sindicatos); en España en 1934 (revolución de Asturias aplastada por el gobierno republicano), en 1936-37 (recuperados por el sindicato anarquistas y aplastados por los estalinistas); en Hungría en 1956 (aplastados por el Estado llamado soviético).

4

No hay revolución posible al margen de la recuperación, del reforzamiento definitivo y de la expansión internacional del movimiento de la autogestión generalizada.

5

El movimiento de autogestión generalizada nace en el funcionamiento de las asambleas y de sus consejos de coordinación.

6

La asamblea de autogestión generalizada procede de la lucha de clases. Expresa de la manera más sencilla la voluntad del proletariado de liquidar la burguesía y de liquidarse a sí mismo como clase; su decisión de dejar de asistir como espectador a su propia decadencia y a las representaciones engañosas que hacen cuanto pueden por disimularla; su resolución de dejar de sufrir la historia para realizarla en beneficio propio y de todos.

7

La asamblea de autogestión generalizada no es otra cosa que la asamblea de huelga constituida por los trabajadores a partir de las ocupaciones de las fábricas, y que se extiende lo antes posible del lugar de trabajo al barrio circundante y a la región. Su proyecto no tiene nada de abstracto ni de político: por el contrario, está centrado en la vida cotidiana de cada cual y en sus posibilidades de enriquecimiento pasional.

8

El consejo agrupa el conjunto de los delegados elegidos por la asamblea, encargados de un mandato preciso, controlados y revocables en cada momento.

9

El consejo tiene esencialmente una función de coordinación. Es indisociable de la asamblea. Sus miembros dependen exclusivamente de quienes los han elegido con un objetivo muy preciso; no ejercen ningún poder por sí mismos y se limitan a tener toda la libertad de creatividad necesaria para conseguir el resultado que les ha sido asignado. Si alguna vez apareciera alguna separación entre sus intereses y los de sus electores, el consejo se convertiría en comité y, al arrogarse un poder autónomo, abriría el camino a un nuevo Estado.

10

Incluso en el grado de expansión más amplio, el conjunto de las asambleas de autogestión generalizada no deja de controlar permanentemente, por todos los medios de la telecomunicación, la eficacia de los delegados en la misión de la que han sido encargados.


De los derechos positivos revolucionarios


11

Los derechos positivos revolucionarios son el conjunto creciente de derechos individuales de goce, garantizados por el mismo funcionamiento de la nueva organización social.
  • a) Nacidos de la lucha contra el sistema mercantil y concretados desde las primeras medidas tomadas por las asambleas de autogestión generalizada, constituye una adquisición por debajo de la cual es imposible volver.
  • b) Formados por las demandas presentadas en la asamblea de autogestión generalizada, y que han sido realizadas inmediatamente, armonizadas o diferidas por falta momentánea de medios, componen un código perpetuo de los derechos posibles.

12

En el rechazo de la supervivencia, los derechos al goce aparecen bajo una forma negativa. Tomamos conciencia de ello en las reivindicaciones anti-Estado, anti-burocracia, anti-trabajo, anti-intercambio, anti-sacrificio, anti-propiedad privada, anti-cuantitativo, anti-ideología, anti-jerarquía. De este modo, sólo tenemos una idea empobrecida de la dicha inagotable que la destrucción de un sistema de obligaciones y de mentiras puede poner a nuestro alcance de la noche a la mañana. Al realizar positivamente unos derechos hasta entonces reprimidos, atascados, falsificados, la asamblea de autogestión liberará auténticamente las pasiones de lo que las corrompe y las armonizará de tal manera que desaparecerán de una vez por todas las secuelas psicológicas de la supervivencia (celos, avaricia, prestigio, autoritarismo, gusto por la sumisión y por la violación...)

13

Para que el movimiento de autogestión generalizada sea auténtico, es preciso que su poder sea absoluto en las zonas liberadas: queremos la autogestión de las libertades, no la autogestión de la opresión y la mentira en nombre de la autogestión.

14

No se trata de condenar un deseo o una pasión encaminados hacia la angustia o la destrucción sino de convertirlos en caducos mediante la multiplicidad de goces posibles. Así pues, todas las demandas pasionales merecen ser presentadas a la asamblea de autogestión generalizada a fin de ser realizadas en ella, armonizadas por ofertas y demandas, desarrolladas de lo simple a lo complejo, multiplicadas y refinadas. Si bien es cierto que los revolucionarios formarán las primeras asambleas de autogestión, también lo es que dichas asambleas formarán a los revolucionarios.

15

Los derechos positivos revolucionarios son la práctica de los individuos concretos, no los principios abstractos del ciudadano o del Hombre en sí.

16

No basta con que cada individuo conozca y se invente unos derechos experimentando su práctica, es preciso fundamentalmente que la organización social esté hecha de tal manera que sólo pueda reforzar, enriquecer y multiplicar estos derechos individuales. No queremos una nueva declaración de los Derechos del Hombre sino los derechos reales que se desprenden del mismo funcionamiento de la organización social.

17

Los derechos positivos revolucionarios se expresan por toda la vida social gracias al funcionamiento de las asambleas de autogestión generalizada. Cuanto más simple sea este funcionamiento, más aumentará la complejidad de las exigencias individuales y más podrá satisfacerse la demanda pasional sin que ni siquiera sea necesario pasar por las asambleas.

18

Cuanto más decisivos sean los golpes asestados al sistema mercantil y al Estado, más y mejor la armonización de los intereses, de los deseos y de las pasiones individuales convertirá a cada cual en el dueño de su vida cotidiana. Durante la fase de tanteos y de errores, lo más importante es imposibilitar cualquier forma de represión dentro de la sociedad de autogestión, a excepción de la guerra de autodefensa que tiende a la eliminación de los partidarios del Estado:
  • a) Nadie es condenable por lo que ha sido antes de la revolución. Sólo la actitud durante la lucha es determinante. Cuando los disturbios de 1933, los anarquistas de Alcoriza (Aragón) dispararon sobre el notario del pueblo, a consecuencia de lo cual cojeó hasta su muerte. En 1936, el pueblo fue colectivizado y el notario, al igual que todos los demás, entró en la colectividad. Un año después, con el reforzamiento de la burguesía gracias al partido comunista y a los esfuerzos de los estalinistas por destruir la colectivización, una minoría de pequeños propietarios quiso salirse arrastrando a los demás. El notario se opuso entonces a su argumentación y dijo: "Antes, yo tenía una finca de tantas hectáreas. Ahora, en la colectividad, todo me pertenece y soy mucho más rico". Este notario, convertido en revolucionario, fue fusilado por los franquistas en 1939 en Barcelona.
  • b) De la misma manera que el rigor debe predominar en el combate, también conviene, una vez asegurada la victoria, dejar de lado el concepto de "sospechoso" diversificando las relaciones lúdicas.
  • c) Sólo cuenta el resultado práctico. Que las relaciones de juicio desaparezcan en favor de las relaciones de armonización. La falta a los derechos individuales no requiere otro "castigo" que su corrección.



Del derecho de autodefensa


19

La autodefensa es el primer derecho de los revolucionarios. Mientras las armas no hayan pasado a ser inútiles, todos tendrán derecho a estar armados.

20

La asamblea se organiza inmediatamente en grupos de autodefensa encargados entre otras cosas de:
  • - la guerrilla en zonas no liberadas, con destrucción de los centros económicos vitales para los defensores del estado y atentados que provoquen la desorganización del enemigo.
  • - la producción de armas nuevas.
  • - la preparación de tácticas insólitas.
  • - la protección de las fábricas básicas, de las fuentes de abastecimiento, de los depósitos, de las zonas de almacenamiento, de los centros médicos, de las telecomunicaciones.

21

A través de los tanteos y de los inevitables errores, la mejor garantía de la autodefensa reside en la demostración aportada a todos, práctica e inmediatamente, de que:
  • a) La autogestión generalizada asegura a cada individuo un aumento instantáneo de la calidad de vida cotidiana (primacía de las pasiones desalienadas, abolición del trabajo forzado, construcción de auténticas relaciones humanas...).
  • b) La represión hacia el intercambio, el dinero, la jerarquía, la mercancía se convierte en subjetivamente odiosa y objetivamente imposible.
  • c) La liquidación del sistema mercantil cambia radicalmente el sentido de los intereses y de las preocupaciones humanas. Liberados de los problemas de la supervivencia, no tendremos al fin más que la preocupación de aprender a vivir.

22

La adquisición de derechos múltiples y cada vez más ricos es la mejor arma del combatiente revolucionario. No tenemos que hacer exhortaciones ni dar lecciones. No somos héroes sino los conquistadores de pasiones nuevas, los fanáticos de un placer sin reservas.

23

La expansión del movimiento de autogestión generalizada - una expansión que debe alcanzar rápida y necesariamente una dimensión internacional - reside principalmente en los progresos de a emancipación individual, asegurada por la transformación colectiva de las condiciones históricas.

24

La lucha contra el aislamiento que amenaza los intentos de autogestión generalizada supone una alteración simultánea del tiempo y del espacio:
  • a) Modificar el espacio geográfico instaurando el reino de la gratuidad de los bienes, la conquista de sectores económicos complementarios (especialmente una zona industrial, una zona agraria + las fuentes de materias primas), la creación de "poliindustrias" automatizadas y capaces de ofrecer la mayor diversidad de productos. Y a la vez,
  • b) Crear las condiciones de paso del tiempo del tedio y de la pasividad a un tiempo de creatividad y de pasiones múltiples, de manera que las personas vivan a otro ritmo y en un conjunto de unidades de espacio y de tiempo que controlan y transforman.

25

El cambio cualitativo de la vida cotidiana es una exigencia absoluta en la sociedad de la autogestión generalizada. Excluye cualquier compromiso con las fuerzas del viejo mundo. La causa de que los revolucionarios españoles se condenaran al exterminio en 1937 estuvo en no haber avanzado suficientemente y pactar con la canalla reformista y estalinista.

26

La autogestión generalizada no tiene programa mínimo ni programa máximo. Su suerte va unida a la de las asambleas, a su desarrollo coherente o a su muerte. Algunas realizaciones inseparables e inmediatamente aplicables permiten juzgar su éxito o su fracaso: la abolición de todo poder estatal o paraestatal, la apropiación por los productores de todos los medios de producción, el final del trabajo por la creación colectiva, el final de los intercambios por el don generalizado, el final de la supervivencia y del espectáculo por la construcción individual de la vida cotidiana.


Del derecho de participación


27

Todo individuo tiene derecho a:
  • a) Participar en la asamblea de autogestión que prefiera.
  • b) Elegir delegados.
  • c) Ser elegido como delegado.
  • d) Llevar a la asamblea sus reivindicaciones, tomar la palabra para defenderlas y disponer, para darlas a conocer, de todas las técnicas que posea la colectividad.
  • e) Gozar como mínimo en el conjunto de su vida cotidiana de los enriquecimientos de que disfruta en la asamblea de autogestión.

28

Todo delegado se compromete a defender los mandatos para los que ha sido elegido y asegurar su ejecución por todos los medios. Su elección no le concede ningún privilegio; así pues, su revocación no supone ningún descrédito. El único criterio que decide su revocación o su mantenimiento es el resultado de sus gestiones.

29

Los miembros de la asamblea no delegan su poder: el delegado no es más que un momento en el movimiento de realización del poder de todos y de cada cual; jamás está separado de la asamblea. Precisamente para impedir esta separación los miembros deben permanecer en contacto permanente con su delegado y utilizar las telecomunicaciones menos con un espíritu de control que para permitirle la consulta a cada momento de su mandato. Esta comunicación que los miembros de la asamblea exigen permanentemente de sus delegados sólo afecta a la misión que han aceptado realizar. No actúa como un obstáculo a su creatividad sino que procura únicamente el feliz cumplimiento de su mandato.

30

Todo delegado tiene derecho a dimitir. Diríase, de todos modos, que dicho derecho pasa momentáneamente por ciertas reservas en el período de autodefensa. No se concibe cómo un voluntario de una sección de asalto pueda abandonar a sus camaradas en el momento de desencadenar una operación armada.

31

Sin pretender adelantar la forma que las condiciones históricas conferirán al consejo de los delegados de la asamblea de autogestión generalizada, quizás sea útil prever cuatro secciones estrechamente unidas:
  • a) Una sección de equipamiento, encargada de coordinar las ofertas de producción y las demandas de distribución; de equilibrar los stocks de producción y los stocks a distribuir; de regular las relaciones entre las zonas industriales y las zonas agrarias haciendo todo lo posible por conseguir su fusión.
  • b) Una sección de autodefensa, encargada de organizar la guerrilla, la liberación de los territorios controlados por los defensores del Estado y la protección de las fábricas básicas, de los stocks y de los centros de materias primas.
  • c) Una sección de armonización, encargada de coordinar las ofertas y las demandas pasionales, de armonizar la pluralidad de los deseos, de ayudar a la realización de los caprichos especiales.
  • c) Una sección de coordinación, encargada de las relaciones con las asambleas y sus consejos de delegados.

32

La división de los consejos en diferentes secciones corresponde a un primer esfuerzo de coordinación de las demandas y de las ofertas más diferentes. Pero no existe la menor separación entre las secciones; por el contrario, trabajan en común y ayudan a establecer sobre bases concretas el espíritu de la totalidad. Los delegados participan en las reuniones y en el trabajo de todas las secciones del consejo.

33

Salvo en materia de autodefensa - y siempre que la estrategia lo exija -, ninguna decisión tomada por mayoría de votos excluye las demás reivindicaciones. Si una reivindicación no puede ser satisfecha (porque no se dispone del equipamiento material necesario para su realización, o porque manifiesta una regresión hacia conductas antiguas u alienantes), es tomada a cargo de los delegados de la sección de armonización. Estos intentan evitar su atascamiento y tienen el mandato de realizarla según los deseos del demandante.

34

Cada cual tiene el derecho de presentar y defender sus reivindicaciones hasta su satisfacción. (Ver III, 82 y 88).

35

Todo lo que se armoniza espontáneamente no necesita pasar por la asamblea de autogestión generalizada. La diversidad de las ocupaciones atractivas, la multiplicación de las aventuras, el gusto del cambio, el juego de las intrigas, de los encuentros, de los entusiasmos alcanzan tal desarrollo que sólo se armoniza con ayuda de la asamblea lo que todavía no ha conseguido armonizarse al azar de la vida cotidiana.

36

Los miembros de la asamblea fijan la frecuencia de las reuniones según las urgencias del momento. El interés y el placer de cada cual determinan la participación en las asambleas, y no el voluntarismo así como tampoco, evidentemente, la obligación.

37

El reforzamiento de las posibilidades y el enriquecimiento de las regiones y de sus asambleas son la mejor garantía de las relaciones internacionales basadas en el don y en lo lúdico. Por otra parte, la internacional de las asambleas y de sus consejos asegura las mayores posibilidades de armonización de los deseos e instaura realmente el reino de la abundancia.

38

La libertad de cambiar las ocupaciones y de lugar de residencia conlleva la libertad de cambiar de asamblea. Dicha movilidad ofrece l menos tres ventajas:
  • a) Evita la reaparición de un regionalismo o el apego a un concepto de territorio.
  • b) Evita la fijación de los grupos y las costumbres comunitarias.
  • c) Unida a la preocupación de satisfacer tanto las reivindicaciones minoritarias como las mayoritarias, permite, modificando el número de los miembros de las asambleas y de los grupos de afinidad que se hacen y se deshacen, disolver el criterio de la cantidad, acabar con las oposiciones proporcionales (como el antagonismo mayoría-minoría), estimular una diversidad de lo cualitativo.

39

Tanto en las modalidades de participación como en los problemas de realización, hay que procurar derrotar cuanto subsista de la vieja dictadura de lo cuantitativo. Donde la diversidad existe en la calidad, la ley del número no tiene cabida; donde el don predomina sin contrapartida, el intercambio de cantidades iguales desaparece; donde cada cual tiene el derecho a afirmar su particularidad, los grupos dejan de ser considerados como una simple suma de individuos.


Del derecho de comunicación


40

Todo individuo tiene derecho a expresar y difundir su opinión, sus deseos, sus reivindicaciones, sus críticas, mediante la palabra, el impreso, el film, los medios artísticos... Para ello, dispone libremente de las técnicas de comunicación creadas, mantenidas y mejoradas por las asambleas de autogestión generalizada.

41

Cada asamblea posee un máximo de medios de telecomunicación. Estos sirven principalmente para:
  • Difundir los proyectos y las demandas de los individuos o de los grupos.
  • Dar a conocer las decisiones de las asambleas y el nivel de desarrollo de los problemas en curso.
  • Llevar a conocimiento de todos las cuestiones de armonización entre los individuos y las posibilidades de conjugar las ofertas y las demandas materiales y pasionales.
  • Comunicar informaciones sobre todo, formar centros de acumulación de conocimientos, difundir los procedimientos de creación en todos los terrenos, constituir unas memorias básicas para utilización de una enseñanza fundada en la curiosidad y en la atracción práctica.
  • Recoger y comunicar las experiencias particulares, los sueños, los recuerdos, las creaciones, los estudios e investigaciones individuales y colectivas.

42

Toda comunicación presentada a la asamblea es debatida y resuelta públicamente. Cuando todas las atracciones están permitidas, todas son confesables y la realización de un deseo no hace más que excitar a que todos lo realicen.

43

La asamblea asegura la comunicación de lo que la voluntad individual no consigue comunicar por sí misma. Jamás interviene al margen de una petición de los individuos (cosa que equivaldría a actuar contra ellos y negarse a sí misma). Su misión no es limitar sino, por el contrario, radicalizar, multiplicar y enriquecer las ocupaciones atractivas, los encuentros, las experiencias, las aventuras.

44

El balance permanente de las realizaciones, la práctica de los nuevos derechos, el progreso de la armonización social permiten juzgar con la mayor claridad la marcha irregular de la larga revolución, corregir sus errores, recordar sus retrasos, olvidar sus progresos.

45

La asamblea también es el lugar en el que se cometen los errores. Pero la transparencia de las relaciones entre los individuos, posibilitada por la falta de prejuicios, de obligaciones y de tabúes, no estimula a la autocrítica sino a la autocorrección permanente. El único error irremediable sería preferir a una asamblea que se equivoca un comité que siempre tiene razón.

46

El consejo de delegados responde a lo que la asamblea espera de él presentando cada vez una perspectiva global de las reivindicaciones individuales y de su proceso. Refleja el punto de vista de la totalidad dando cuenta de sus pasos, de sus éxitos, de sus fracasos.


Del derecho de realización


47

La asamblea de autogestión generalizada pone la colectividad al servicio de los individuos y no viceversa. Lo que ofrece la creatividad de cada cual mediante el juego de las ocupaciones atractivas es inmediata e íntegramente puesto a disposición de todos sin necesidad de contrapartida.

48

El consejo de delegados es un mero órgano de coordinación. Es el centro de la asamblea de la misma manera que la asamblea es el pivote de la vida social. También es el instrumento de ejecución de las voluntades expresadas en la asamblea. Las necesidades son lo que crea los delegados, y no a la inversa. No deben existir delegados elegidos al margen de voluntades precisas que ejecutar de manera que a cada instante, según las decisiones de la asamblea, éstos puedan ser llamados a justificar la realización - inmediata, diferida a corto plazo o diferida a largo plazo - de las demandas expuestas.

49

La construcción por cada cual de su propia vida individual - la realización de lo que realmente quiere ser - significa el final de la economía como sector separado y su integración en una creación colectiva que asegura almismo tiempo el libre uso de los bienes de supervivencia (ropas, casas, alimentos, cuidados, instrumentos domésticos) y del equipo necesario para la realización de las pasiones, los encuentros, las aventuras, los juegos.

50

Aunque la urgencia se refiere a la autodefensa (armamentos, equipos, víveres, organización de la guerrilla...), la satisfacción de las pasiones individuales debe ser prioritaria. "Unicamente lucharemos sin reservas si ganamos combatiendo una vida sin reservas".

51

El final del sistema mercantil implica el reino de la gratuidad. Esta alcanza su fase irreversible cuando las asambleas de autogestión se apoderan de los centros de distribución y de producción y organizan el reparto de los bienes así como el libre uso de los equipos técnicos.

52

La producción o la creación de bienes no concede derecho a la distribución gratuita en contrapartida. Nosotros sustituimos el "a cada cual según su trabajo" por el "a cada cual según sus deseos". El don debe sustituir en todas partes al intercambio.

53

Los delegados del consejo tienen, de manera permanente, el mandato de seguir el movimiento de los stocks en los "graneros de aprovisionamiento" y los almacenes colectivos. Los ordenadores permiten la relación de las posibilidades de abastecimiento y de las ofertas de producción y de creación. Estos datos deben estar al alcance de todos. Son el camino a la abundancia con su incremento gradual de stocks, la multiplicación de centros de productos sobrantes, la emulación del lujo y el triunfo de los suntuoso.

54

El reino de la gratuidad significa el final de los intercambios que rigen el conjunto de los comportamientos sociales en el sistema mercantil. Cuando el interés pasional domina sobre la carrera tras el beneficio y el poder, el uso de los objetos y la noción de utilidad se modifican y desvían los gestos cotidianos de sus antiguas hábitos. Así es como desaparecerán las reacciones de avaricia, de apropiación privada, de celos, de mentira, de prestigio y de espectáculo.

55

El reino de la gratuidad no hará más que desarrollar lo que los momentos revolucionarios del pasado iniciaron. Así, por ejemplo, en Kronstadt, en 1921, "la Unión de agricultores, organización de obreros que poseían una vinculación con el campo, pidió a todos los poseedores de chatarra que la entregaran para fabricar aperos agrícolas. (...) Todo lo que se fabricaba era inventariado en listas completas en los Izvestia del soviet de Kronstadt. Cada objeto llevaba el sello de la Unión de Agricultores de Kronstadt. A los agitadores del soviet que iban al campo se les entregaba, según las posibilidades, objetos e instrumentos fabricados por esta unión; eran ofrecidos a los campesinos a través de los soviets locales". (Efim Yartchuk: Kronstadt en la revolución rusa.) El intercambio será sustituido por el don, por el regalos sin contrapartida.

56

El final del sistema mercantil significa el final del reino de lo cuantitativo. A medida que la producción vaya siendo sustituida por la creación colectiva, el criterio de la calidad dominará por doquier y será uno de los factores importantes de la emulación pasional y de la conquista del lujo. De igual manera que el arte de la gastronomía debe sustituir a la mera necesidad de alimentarse, la búsqueda de la calidad en los productos, las técnicas y el estilo de vida se convertirá en la ocupación esencial de todos.

57

El progreso de la larga revolución se observará en el paso de la práctica "A trabajo mínimo, distribución igual para todos" a su fase más avanzada "A creatividad general, dones máximos para todos".

58

Queremos que el goce de todos los derechos sea el derecho de todos los goces.


De la abolición del trabajo forzado


59

La autogestión generalizada es el camino más breve hacia la abundancia. En ella, el trabajo tiende a cero, la creatividad a infinito.

60

La liquidación del trabajo forzado es una de las primeras medidas que expresan la realidad del momento revolucionario. Su proceso es aplicable inmediatamente por:
  • a) La supresión de los sectores parasitarios (industrias superfluas o contaminantes, oficinas, ministerios, bancos, seguros, sector terciario). Esto liberará a un gran número de trabajadores, entre los cuales no faltarán voluntarios para pasar de 5 a 8 horas al mes en sectores básicos al tiempo que se entregan a la creación individual y colectiva. Las asambleas coordinarán el desplazamiento de los equipos rotativos. Los propios voluntarios determinarán el número de horas y su distribución.
  • b) Una inversión de perspectivas: en lugar de cuarenta horas de trabajo forzado por semana y de un tiempo dominado por los imperativos de supervivencia (la carrera tras el beneficio y los ascensos), cada individuo descubrirá los problemas apasionantes que plantea la construcción de una sociedad que se marca como objetivo la felicidad de todos: creación y distribución gratuita de los bienes creados, multiplicidad de encuentros, reagrupamiento por afinidades, realización de los deseos por la variedad de las disposiciones pasionales finalmente reconocidas y liberadas de los tabúes que las impelían hacia la violencia y la destrucción.
  • c) Se instalará o desarrollará inmediatamente la automatización en los sectores básicos y los trabajos residuales repugnantes (limpieza, destrucción de las basuras). Se procurará especialmente sanear la producción de energía (estudio de los procedimientos de producción de energía solar).

61

No es seguro, de todos modos, que todos los trabajos penosos puedan ser suprimidos inmediatamente. Así pues, es preciso tener en cuenta:
  • a) Que sean de escasa duración.
  • b) Reservarlos a quienes les gustan.
  • c) Automatizarlos prioritariamente.

62

Es importante, en general, que todo trabajo forzado residual desaparezca en favor de la creación colectiva, gracias a un juego de ocupaciones atractivas. De este modo, los trabajos indispensables redescubrirán, pero a un mayor nivel de desarrollo técnico, el carácter de fiesta que revestían, en algunas sociedades agrícolas, las tareas de la siega y la vendimia.

63

Una vez abolidas las condiciones que convierten el tiempo en una mercancía, las ocupaciones dejan de obedecer a la necesidad de beneficio y de la representación social; se organizan según los criterios del placer. Una actividad - hoy ridícula - como el bricolage contiene en germen una creatividad que sólo espera el momento de desarrollarse sin presiones y de disponer de las técnicas más elaboradas para enriquecer en pocos meses a la humanidad con más descubrimiento ingeniosos y agradables de lo que nunca aportaron siglos y siglos de trabajo forzado.

64

Cuantas tareas rutinarias y aburridas subsistan serán dispuestas de tal manera que el mayor número posible de personas les dediquen una o dos horas por amor al cambio, a fin de que los que estaban condenados a hacerlas sólo pasen por ellas el tiempo necesario para formar equipos de relevo.

65

A medida que se vaya afinando el amor por el cambio, cabe suponer que muchos alcanzarán una formación politécnica, es decir, la capacidad de ejercer con fortuna cualquier ocupación creativa.

66

Los nuevos deseos definen nuevas utilidades. A medida que desaparezcan, con el tiempo-mercancía, los coches y los desplazamientos rápidos; con el espectáculo, la organización de la mentira; con la burocracia, el Estado y la jerarquía, etc. la disponibilidad de la creatividad individual culminará en la desconcentración industrial y agraria.

67

Sólo hay peligro de escasez si se comete el error de considerar la supervivencia como básica en lugar de plantearse como objetivo la elevación global del estilo de vida.

68

A partir de ahora, hay que evitar las concentraciones de población, descentralizar y abrir las ciudades a un nuevo campo.

69

El final de las separaciones será también el final de la separación entre ciudades y campo. Eso significa la mecanización de la agricultura liberada de los imperativos mercantiles (rentabilidad, contaminación por abonos...) Y la penetración en las ciudades de zonas agrícolas como campos, pastos, bosques, huertas, zonas de pastoreo.

70

La automatización rápida de los sectores básicos estimula el renacimiento de un nuevo artesanado, el redescubrimiento de técnicas antiguas perdidas a causa de su escasa rentabilidad, la creación de nuevos inventos.

71

Las fábricas serán descentralizadas lo antes posible en talleres automatizados de creación colectiva (a partir del modelo existente, aunque de manera arcaica, en algunas fábricas de tejidos, de armas, de relojes). Las industrias de materias primas abastecerán de piezas básicas a los talleres de creación a fin de permitirles la mayor variedad de productos acabados.

72

Junto a los talleres de creación o de montaje, hay que prever la multiplicación de centros de experimentación individuales o de reducida colectividad así como de máquinas sueltas en las que cada cual pueda reparar o construir, cocinas y panaderías comunes, versiones modernas de los hornos y de los molinos comunes de la Edad Media o de los silos de trigo.

73

Sean cuales fuesen su edad, su estado físico y sus capacidades, todos tienen derecho a ejercer libremente su creatividad. Es una adquisición especialmente importante, pues contribuye a acelerar la liquidación de las distinciones de edad, sexo, de fuerza física o mental, de capacidades o incapacidades erigidas en prestigio, en suma, de acabar con las separaciones.

74

La armonización social incita a la mayor variedad de gustos y de pasiones. A partir de ahora unos y otras serán los únicos motores de la abundancia, la garantía de cada individuo contra todo retorno al trabajo forzado, a la función y al rol.


Del derecho de encuentro y de afinidades


75

El movimiento de autogestión generalizada también es el estudio, la investigación y la experimentación de relaciones humanas basadas en la atracción y la antipatía que se manifiestan entre los individuos.

76

Los delegados que forman la sección de armonización deben estar al corriente de los conflictos o de los acuerdos surgidos entre los individuos y entre los grupos. La sección facilita los encuentros, registra y comunica la oferta y la demanda pasionales, amplía el campo de las posibilidades y acumula la mayor variedad de comportamientos y de deseos.

77

No se trata de suprimir las oposiciones y los desacuerdos sino, por el contrario, de mantenerlos de tal manera que todo el mundo descubra en ellos incrementados placeres.

78

Las desigualdades, los contrastes, los deseos disparatados son el motor de la armonización, su principio de variaciones y de variedades. Su análisis y su organización constituyen una de las preocupaciones más importantes de la vida cotidiana en autogestión; se trata realmente de la realización de la historia individual por la realización colectiva de la historia.

79

Todo lo que no pueda ser armonizado inmediatamente debe ser considerado como una demanda urgente, con delegados debidamente encargados del proyecto de realización.

80

Cuantas más singularidades existan, más espontáneamente se realizará la armonización. La mejor manera de no sucumbir a una única pasión consiste en tener muchas.

81

No queremos que el rechazo de regresar al sistema mercantil dé lugar a un nuevo moralismo. El llamamiento a la virtud revolucionaria siempre es contrarrevolucionario. No hace más que convertir en vergonzosas y cínicas las taras que condena. Mentiras, separaciones, prestigio, pasividad, apropiaciones y todos los hábitos heredados del sistema mercantil no desaparecerán bajo el efecto de presiones, sanciones o buenas palabras, sino mediante la organización armoniosa de las pasiones y de las voluntades de realización individuales.

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Es previsible que los grupos ideológicos anteriores a la revolución (partidos, organizaciones políticas) intenten mantenerse o reconstituirse en las asambleas. Hay que combatirles decididamente en el período de lucha sin cuartel contra los defensores del estado pero no más allá. Si la autogestión se generaliza con corrección, los grupos con etiqueta política o sindical desaparecerán en la variedad y la complejidad de las reagrupaciones que se fundarán en las simpatías, las antipatías, las comunidades de gustos y de repulsiones; en un juego de acuerdos y desacuerdos que pondrá las rivalidades y las afinidades al servicio de los progresos de la autogestión.

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Los individuos disponen de todas las libertades prácticas de adhesión o de no -adhesión, de modo que pueden agruparse por afinidades, reunirse para unas ocupaciones comunes, compartir sus pasiones y sus gustos, permanecer sólos, pasar de un grupo a otro, convertirse en los campeones entusiastas de una actividad, cambiar de preocupaciones varias veces por día, rivalizar y emularse en la creatividad (concurso del mejor plato cocinado, de invención, de perfeccionamiento de los placeres, etc.).

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La coherencia de la asamblea debe promover un conjunto de actividades dispuestas de tal manera que no se destruyan mutuamente sino que, por el contrario, se multipliquen y se refuercen. Es obvio, naturalmente, que dicha organización supone la desaparición de las condiciones espectaculares-mercantiles y no tiene nada en común con la dinámica de grupo y demás técnicas de integración al mundo de la supervivencia. No se trata de combinar unos deseos alienados, sino, por el contrario, de armonizar entre sí los deseos desalienados, liberados de su entorpecimiento, desembarazados, por el cambio radical de las condiciones históricas, de lo que les enfrentaba a sí mismos en favor de un conjunto de obligaciones, de impotencias y de mentiras.

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Todos los gustos están en la naturaleza de la armonización social. Al liquidar la culpabilidad, la promoción y la liberación de los deseos liquidarán también los delitos y crímenes que conocía el viejo mundo. Es una de las apuestas de la autogestión generalizada.

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Las tendencias rivales o divergentes dan vida a las asambleas de autogestión generalizada y a toda la organización social. "La falta de discordia, o bien negativo, no es más que el sucedáneo del bien positivo que nace de la combinación de discordias."

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La nueva organización social no es más que la organización por todos los individuos de los deseos, de las pasiones, de las voluntades, de los sueños, creando día a día las condiciones históricas de su liberación, de su desarrollo, de su realización práctica. La humanidad no tiene otra opción en el momento actual de su historia: desaparecer o crear las garantías de la felicidad individual.

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Los comportamientos y las costumbres heredadas del sistema mercantil, y que su liquidación no ha conseguido extirpar totalmente, deben ser dirigidos hacia el juego, hacia la combinación lúdica de las pasiones, de manera que la abundancia de goces acabe con las miserables compensaciones del renunciamiento, de las insuficiencias y de la infraestimación de uno mismo.

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No solamente admitir sino sobre todo estimular cada disposición de un individuo, cada reivindicación subjetiva, cada deseo particular, cada singularidad de gusto, cada capacidad, he ahí lo que confiere su valor positivo a las desigualdades, he ahí lo que les impide ordenarse según las funciones negativas de una nueva jerarquía. La satisfacción competitiva de las tendencias individuales define la gama de las desigualdades positivas que, en las relaciones lúdicas no coercitivas, constituye el encanto de los encuentros y de las reagrupaciones. Queremos crear unas condiciones igualitarias para todas nuestras desigualdades objetivas.

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La práctica de la armonización social de los individuos es inseparable de la lucha contra las separaciones. Es importante, por ejemplo, que la economía y la vida cotidiana no subsistan como sectores autónomos sino que, por el contrario, desaparezcan tal como han existido hasta ahora y se encuentren estrechamente mezcladas, indiferenciadas entre sí. Así pues, habrá que procurar que la oferta y la demanda pasionales sean inseparables de la oferta y la demanda de los productos de supervivencia (alimentos, conocimientos, materias primas, cuidados, etc.). El trabajo de los delegados es coordinar en un todo lo que se les exige de manera separada, a fin de que el espíritu de totalidad acabe de extenderse por todas partes.

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El movimiento de reagrupaciones por simpatías y contrastes es, a su vez, una de las garantías más seguras del final de las separaciones, de lo parcelario, de las especializaciones. Al convertirse, por un juego de emulación general y de goces particulares, en cosa de todos, la economía, la enseñanza, los conocimientos, el lenguaje... dejan de ser unos sectores y unas actividades separadas de la construcción de la vida cotidiana, y participan, por tanto, de acuerdo con una unidad cuyo imperioso deseo y muy incierta posibilidad han percibido siempre las generaciones pasadas, en la mayor revolución de la historia.

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La existencia de una sección de armonización en el seno del consejo de delgados tiene su utilidad en la medida en que facilita, de manera unitaria con las demás secciones, las posibilidades de encuentro y de reagrupamientos atractivos. Desaparecerá cuando los individuos ya posean por cuenta propia una visión global de las posibilidades de encuentros y de asociación. Puede acelerar especialmente la autogestión de los niños, al coordinar la acción de todas las personas relacionadas con ellos a fin de crear, en la edad de supervivencia, las mejores condiciones de desarrollo, y aprendiendo después de su creatividad espontánea cómo redescubrir una finura desaparecida, una nueva percepción de lo real, el auténtico sentido de la unidad entre la palabra y el acto, el espacio y el tiempo, el sueño y lo real.


De la libre disposición del espacio-tiempo


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El espacio-tiempo creado por la revolución de la vida cotidiana es el conjunto de los territorios liberados del control estatal y del sistema mercantil, y modificados permanentemente por los individuos que aprenden a construir, colectiva e individualmente, cada momento de su existencia.

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Modelo y centro de la vida social, asamblea de autogestión generalizada es la unidad de lugar y de tiempo de la práctica revolucionaria individual y colectiva. Es ahí donde el antiguo proyecto de hacerse haciendo la historia descubre su único camino de realización posible.

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La libre disposición del tiempo y la libre disposición del espacio son inseparables. Es necesario que a cada instante todos puedan estar en todas partes como en su casa. Eso significa prácticamente que cada individuo tiene derecho a edificar cualquier estilo de vivienda, a crear unos ambientes, a desplazarse como le plazca (derecho de nomadismo), a construir sus sueños, a concretar sus recuerdos, a condensar el tiempo de lo vivido, a desmigajarlo en instantes fugitivos, a acabarlo por el suicidio, a explorarlo.

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Una de las menores modificaciones del espacio-tiempo, realizable a breve plazo, consiste en liquidar la distinción entre la ciudad y el campo. Parcialmente invadidas por los campos y los bosques, las grandes ciudades desaparecerán en favor de una gran dispersión y una gran variedad de hábitats, móviles o fijos, efímeros o duraderos.

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El derecho al cambio del espacio-tiempo de la vida cotidiana suscita el derecho a todos los cambios con que sueña la subjetividad (por ejemplo, cambio de aspecto, cambio de nombre según las circunstancias).

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Es prácticamente seguro que la libre disposición del espacio-tiempo aportará modificaciones preciosas en el comportamiento humano. De este modo cambiará nuestra percepción de lo real, y nuestros sentidos, deteriorados por los hábitos embrutecedores de la supervivencia, se afinarán hasta alcanzar una agudeza actualmente insospechable.
La revolución permanente
es el pivote racional de todas las pasiones